Tal día como hoy del año 1895, hace 127 años, las autoridades coloniales españolas de Cuba, procedían al acto de sepultura del líder independentista cubano José Martí; que había muerto en combate ocho días antes (19 de mayo de 1895) en la batalla de Dos Ríos, en el sur de la isla. Según las fuentes documentales, en el transcurso de la batalla, José Martí se quedó aislado del resto del ejército independentista (que dirigía su amigo y descendiente de catalanes Bartomeu Masó) y fue acribillado por un grupo de soldados coloniales ocultos entre la espesa vegetación que cubría la zona.
La columna de Masó conoció casi de inmediato la muerte de Martí, pero no pudo recuperar el cadáver de su líder político. Las autoridades coloniales españolas se apoderaron del cadáver de Martí, lo trasladaron a Santiago de Cuba y lo exhibieron como un trofeo de guerra. Las diversas demandas del ejército independentista cubano (el llamado ejército mambí), que reclamaba los restos de Martí para entregarlas a la familia del difunto (a su esposa Carmen Zayas y a su hijo José Francisco Martí Zayas) fueron sistemáticamente desoídas por las autoridades coloniales españolas.
Finalmente, y forzados por el inevitable proceso de descomposición del cadáver, lo enterraron en una fosa común del cementerio de Santiago de Cuba. En el acta de entierro de Martí, redactada por la oficina colonial, se decía que se constituiría una suscripción caritativa entre los españoles de la ciudad, para pagar un nicho y una lápida. Aquella suscripción no se llevó nunca a cabo y, según la tradición oral, un donante anónimo aportó la cantidad necesaria para comprar un nicho, que no dispondría de una lápida identificativa hasta después de la expulsión del aparato colonial español (1898).
José Martí Pérez (La Habana, 1853 – Dos Ríos, 1895) es considerado el "padre de la patria cubana". Era hijo del suboficial del ejército colonial —de la banda de música— Marià Martí, natural de València. Martí hijo nacería en Cuba, pero un cambio de destinación de su padre lo llevaría, con su familia, a la antigua villa de Campanar (actualmente un barrio de València) donde pasaría una parte de su infancia (1857-1863) y que siempre guardaría en su memoria. Durante su estancia en Campanar adquirió el conocimiento de la lengua catalana.