Tal día como hoy del año 1300, hace 717 años, el conde-rey Jaime II de Barcelona y de Aragón firmaba el decreto fundacional del Estudio General de Lleida, la primera institución universitaria que se creaba en la Corona de Aragón. Impartiría los estudios de Derecho Civil, Derecho Canónico, Medicina, Filosofía, Artes y Teología; y en sus aulas se formarían las principales figuras intelectuales y científicas medievales catalanas, valencianas, aragonesas y mallorquinas. Posteriormente se crearían otras universidades (Perpinyà, Huesca, Mallorca, València, Barcelona), pero conservaría el privilegio fundacional que la consagraba como la universidad de referencia en los países de la Corona de Aragón.
El precedente que explicaba el decreto fundacional residía en la petición que la Paeria había elevado, tres años antes, a la cancillería real y al pontificado. El año 1297, los paers de Lleida —el equivalente a los cónsules de Barcelona o de València o a los jurados de Zaragoza— habían fundamentado la petición esgrimiendo la potente actividad académica y científica que albergaba la ciudad desde su conquista el año 1149. Antes de la constitución del Estudio General, la ciudad de Lleida ya era el contrapeso económico de Barcelona dentro del Principat de Catalunya, y era un importante foco de irradiación cultural especialmente conectado con los centros universitarios de Tolosa de Languedoc y de Montpellier.
Con el decreto fundacional se redactaron también las ordenanzas, que contemplaban el régimen jurídico y la financiación. El Estudio General se convertía en una entidad política y jurídica autónoma: ni el paer ni el veguer real tenían ninguna autoridad dentro del campus, que se regiría por un rector —elegido por los estudiantes— y por un canciller —nombrado consensuadamente por los poderes municipal y real. Y la financiación sería aportada —a partes iguales— por los estudiantes, por la Concejalía y por el obispado de Lleida. El Estudio General fue, durante su existencia, el primer sector económico de la ciudad, hasta que el primer Borbón —para humillar y empobrecer Lleida, leal a la causa austriacista— lo liquidó en 1717.