Tal día como hoy del año 1939, hace 79 años, el Consejo de Ministros del segundo gobierno franquista (11/08/1939-20/05/1941), a propuesta de José Ibáñez Martín, ministro de Educación Nacional, decretaba que "para dar las máximas facilidades a los escolares que han servido en las filas de nuestro glorioso Ejército durante la guerra de liberación, victoriosamente acabada, y a todos aquellos que por estar en zona marxista (referido a la zona republicana) no solo no pudieron satisfacer sus anhelos patrióticos, sino que sufrieron persecuciones, vejámenes y encarcelamientos a causa de su significación españolista (sic) quedan exceptuados del examen de ingreso en la Universidad cuantos escolares obligados a verificarlo acrediten haber prestado sus servicios en las filas del Ejército o milicias (referido al ejército rebelde franquista) o haber sufrido persecuciones, vejámenes o encarcelamientos en la zona marxista (referido, de nuevo, a la zona republicana) por motivos políticos o religiosos.
Las fuentes documentales revelan que aquella maniobra era la segunda fase de la "depuración" ideológica del mundo universitario. La Universitat de Barcelona, entonces la única institución de enseñanza superior en Catalunya, había sufrido una primera depuración poco después de la ocupación de la ciudad (enero 1939) que había afectado la totalidad del personal docente de ideología catalanista y republicana. Las autoridades franquistas instruyeron docenas de expedientes de despido o de destierro. Y las vacantes forzadas fueron provistas con elementos "afectos al régimen". La segunda fase consistiría en proyectar la depuración en las aulas. A consecuencia de la publicación de aquel decreto, las aulas de la Universitat de Barcelona sufrieron un ingreso notable de "excombatientes" que pasaron a actuar como cuerpo paramilitar de terror al servicio del régimen; persiguiendo, asediando y agrediendo brutalmente e impunemente a profesores y estudiantes (y sus familias) sospechosos de formar parte de la oposición clandestina al régimen.