Tal día como hoy del año 1701, hace 318 años, el Dietario de la Generalitat consignaba la recepción de una misiva oficial firmada por el rey Felipe V ―el primer Borbón hispánico―, fechada el 8 de junio de 1701, en la que se comprometía a celebrar Cortes, es decir, a negociar la aportación tributaria del Principat al edificio político hispánico a cambio de blindar o incrementar el autogobierno del país compilado en las Constituciones de Catalunya, la carta magna de los catalanes. Esta fórmula se había instituido de forma invariable desde Fernando el Católico, el último hombre principal de Catalunya que había residido en el país.
La celebración de Cortes ponía de relieve la relación asimétrica entre Catalunya y la monarquía hispánica. Desde la entronización de Carlos I (1516) ―el nieto y heredero de Fernando el Católico―, los monarcas hispánicos estaban obligados a negociar con los representantes políticos catalanes la aportación tributaria del país al poder central. A cambio, los monarcas hispánicos juraban las Constituciones de Catalunya ―el texto legal que regulaba la vida política, jurídica y económica del país― y eran investidos condes de Barcelona, es decir príncipes de Catalunya (hombre principal de Catalunya).
Aunque Felipe V llegó a Madrid (1701) completamente rodeado de funcionarios de la corte centralista y absolutista de Versalles (que expulsarían del poder a las viejas estirpes cortesanas castellanas), se decidió a negociar con los catalanes el mantenimiento del statu quo histórico. La investigación historiográfica ha interpretado que Felipe V cedió a la presión del rey Luis XIV de Francia ―su abuelo y valedor―. Luis XIV conocía la historia de Catalunya y su singularidad política y jurídica: había heredado el título de conde de Barcelona de su padre Luis XIII durante la Guerra de los Segadores (1640-1652).
No obstante, el mismo Dietario de la Generalitat revela que aquellas Cortes tendrían una duración inusual (cuatro meses); en buena parte por las continuas interrupciones causadas por una extraña enfermedad que afectaba a Felipe V (la documentación de la época habla de fiebres tercianas), que levantó las sospechas de los negociadores catalanes.