Tal día como hoy del año 1859, hace 158 años, nacía en Vilanova i la Geltrú (Garraf) Francesc Macià i Llussà, quien el año 1931 se convertiría en el primer president de la Generalitat republicana. Macià sería la figura más destacada de la política catalana de los años 20 y 30 del siglo XX; y sería la personalidad más relevante en el proceso de recuperación del autogobierno, suprimido y liquidado después de la conquista militar borbónica de 1714. Sería el fundador de ERC y después del triunfo electoral absoluto en las elecciones municipales de 1931, restauraría las instituciones de gobierno del país —Generalitat y Parlament— y proclamaría la República catalana dentro de la Federación Ibérica.

Macià nació en una familia de comerciantes de aceite originaria de les Borges Blanques (les Garrigues) que, a través del puerto de Vilanova i la Geltrú, exportaba a los mercados del continente americano. En el transcurso de su vida mantendría una intensa relación con la tierra de sus orígenes familiares. Se casaría en Lleida con Eugènia Lamarca (1887) hija del urbanista que había proyectado el ensanche moderno de la ciudad. En Puigverd (Segrià) alzaría la primera construcción en la península con hormigón armado (1893). Y su carrera política se iniciaría como diputado por la circunscripción electoral de les Borges Blanques (1907), en las listas de Solidaritat Catalana.

Proclamación República catalana (14 de abril de 1931)

Con 16 años ingresaría en la carrera militar y alcanzaría el grado de teniente coronel del ejército español. Después de que un grupo de militares españoles asaltara la redacción del semanario satírico Cu-cut! y asesinara a uno de sus empleados (1905) se apartaría del ejército mientras se acercaba a la política. Las posiciones manifiestamente anticatalanas de los gobiernos de Madrid lo condujeron del regeneracionismo español hacia el catalanismo republicano e independentista. Sería la personalidad más destacada en la lucha contra el régimen dictatorial de Primo de Rivera (1923-1930), y el intento de liberar Catalunya con un ejército propio (1926) elevaría su figura a la categoría de mito.