Tal día como hoy del año 1931, hace 90 años, Francesc Macià i Lluçà, fundador y líder de Estat Català, el primer partido independentista de la historia contemporánea de Catalunya, fundador y líder de la plataforma Esquerra Republicana de Catalunya (1931) y el gran ganador de las elecciones municipales celebradas dos días antes (12/04/1931), restauraba la Generalitat, máxima institución del autogobierno del país que había sido liquidada doscientos diecisiete años antes (1714) después de la ocupación borbónica de Catalunya.
La restauración del autogobierno de Catalunya era una vieja reivindicación de la sociedad catalana que se remontaba al Memorial de Agravios de 1760. Posteriormente, se habían producido varios intentos de restauración que no habían culminado con éxito (proclamación del Estado catalán de 1873, creación de la Generalitat carlista de 1874, el Memorial de Agravios de 1885 o las Bases de Manresa de 1892). Incluso, la Mancomunitat de Catalunya, creada en 1914, vio cómo la culminación de su plan (el proyecto de Estatut de 1919) se estrellaba contra el agresivo anticatalanismo de la clase política española.
El 14 de abril de 1931, hacia las 12 del mediodía, el Ministerio de Gobernación español hacía públicos los resultados oficiales de los comicios celebrados dos días antes, que ―por todo del estado español y, sobre todo, en Catalunya― daban la victoria a los partidos republicanos. En aquel momento, Francesc Macià y Lluís Companys (las dos principales figuras políticas de ERC) se dirigieron a la plaza de Sant Jaume. Reveladoramente, el republicano y federalista Lluís Companys se dirigió hacia las "Casas Consistoriales" (el palacio municipal) y desde la balconada proclamaba la República española.
Sin embargo, en cambio, y al mismo tiempo, el republicano e independentista Francesc Macià, se dirigió hacia el "Palacio de la Diputación" (el histórico Palau de la Generalitat) y, a pesar de la oposición de algunas personas que se encontraban en el interior del edificio, como el presidente de la institución Joan Maluquer, que, según la prensa de la época, pretendían impedirle el paso, consiguió llegar hasta el balcón. Una vez allí, Macià haría efectiva su promesa electoral: proclamaría el Estado Catalán dentro de la Federación de pueblos ibéricos, que pocos días después se materializaría con la restauración de la Generalitat.