Tal día como hoy del año 1934, hace 85 años, en el contexto de las semanas inmediatamente posteriores a los Hechos del Seis de Octubre, el coronel Francisco Jiménez Arias, presidente de la Generalitat impuesto por el gobierno de la República española, ordenaba “suspender de empleo y sueldo (...) a las resultas de la detención a que están sometidos, al director de la cátedra superior de Catalán, dependiente del departamento de Cultura, don Pompeyo Fabra, y al director del Museo de Arqueología, don Pedro Bosch Gimpera”. Los catedráticos Pompeu Fabra y Pere Bosch i Gimpera eran destacadísimas figuras de la cultura catalana: habían revolucionado ―respectivamente― los campos de la lingüística y de la historia.
Aquellas purgas se contextualizaban en el escenario de represión contra el federalismo y el independentismo catalanes ―ideologías mayoritarias de la sociedad catalana de la época― y la sustitución de las figuras políticas y culturales más destacadas del país, en beneficio de personajes mediocres ―o, incluso, totalmente ineptos― que pertenecían a uno de los tres partidos que, en aquellos momentos, gobernaban la República: la CEDA de Gil-Robles, el PRR de Lerroux y el Partido Agrario de Martínez de Velasco; y que habían urdido la brutal represión armada contra la proclama del Govern de Catalunya: el Estado catalán dentro de la República Federal española. Fabra y Bosch no recuperarían sus cátedras hasta el triunfo electoral de las izquierdas (1936) y la restauración del legítimo gobierno de Catalunya.