Tal día como hoy del año 1977, hace 41 años, el Consejo de Ministros del gobierno español presidido por Adolfo Suárez —de la UCD— firmaba el decreto de legalización del Partit Socialista Unificat de Catalunya, que había estado en la clandestinidad desde el fin de la Guerra Civil española (1939). El PSUC había sido fundado el 23 de julio de 1936 —cinco días después del pronunciamiento franquista— en el Bar del Pi, un histórico establecimiento situado en la plaza de Sant Josep Oriol de Barcelona; y era el resultado de la fusión de la Unió Socialista de Catalunya (vinculado al sindicato Unió de Rabassaires), el Partit Comunista de Catalunya (que había sido fundador del sindicato Bloc Obrer i Camperol), el Partit Català Proletari (relacionado con el sindicato CADCI y con la organización independentista Bandera Negra) y la Federación Catalana del PSOE (fundadora del sindicato UGT en Catalunya).
En 1977 —cuarenta y un años después— los líderes históricos que habían impulsado su fundación (Joan Comorera, Manuel Serra i Moret, Miquel Valdés, Pere Aznar, Artur Cussó o Rafel Vidiella) habían muerto en el exilio o eran muy viejos. La nueva generación de dirigentes, formada en la difícil clandestinidad que imponía el régimen dictatorial franquista y encabezada por Gregorio López Raimundo, Antoni Gutiérrez Díaz, Cipriano García Sánchez, Francesc Candel Tortajada y Jordi Solé Tura, había transportado el partido hacia una nueva realidad política y sociológica y lo habían convertido en una opción de gobierno en Catalunya. En las primeras elecciones en el Parlament de Catalunya después de la Guerra Civil (1980), el PSUC —que presentaba el historiador Josep Benet i Morell como cabeza de lista en Barcelona—, obtendría en el conjunto del país 507.753 votos (18,77%) y con 25 diputados se convertiría en la tercera fuerza parlamentaria de la I Legislatura.