Tal día como hoy del año 1939, hace 82 años, en el contexto de las semanas inmediatamente posteriores a la ocupación franquista de Catalunya, el nuevo teniente de alcalde de Cementerios del Ayuntamiento de Barcelona, el carlista Carlos de Montoliu y de Duran, barón de Albi, firmaba un decreto que obligaba a todas las sepulturas de los cementerios de la ciudad a exhibir el símbolo de la cruz. La prensa de la época (La Vanguardia Española, edición del 28/02/1939) lo publicaba con el título “Ha sido colocada la cruz en los camposantos de Barcelona”.
Según la misma prensa: “El señor barón del Albi adoptó las medidas necesarias para que en el sagrado recinto de los cementerios, y de un modo especial en los sitios de entrada a los mismos, fuera restituida la cruz que había desaparecido durante los años de la República, y de un modo especial en los treinta meses del desgobierno caótico de frente popular y de los separatistas. Las cruces que se han colocado son provisionalmente de madera, pero muy en breve serán restituidas las cruces de piedra tallada que había en todos los cementerios”.
En la misma nota de prensa se anunciaba que los restos de "personalidades destacadas" (cabecillas del intento de golpe de estado del 19 de julio de 1936 en Barcelona) serían trasladados "a un lugar especial". Y se ponía como ejemplo el cadáver del general Goded Llopis, fusilado el 12 de agosto de 1936 por los hechos de Capitanía (había volado desde Maó a Barcelona para promover y dirigir la rebelión militar del 19 de julio de 1936 y había protagonizado un monumental enfrentamiento armado con los Mossos d'Esquadra provocando varias víctimas mortales).
Aquella imposición venía precedida de otros actos de apropiación y de violencia en los cementerios catalanes, perpetrados por las autoridades del nuevo régimen o por pelotones paramilitares que formaban parte del aparato de represión de la retaguardia. Pocas semanas antes de que Albi impusiera el símbolo de la cruz en los cementerios municipales de Barcelona, y coincidiendo con la ocupación franquista de la orilla derecha del Segre (03/01/1939), las autoridades del nuevo régimen en Lleida habían consentido que un pelotón de falangistas forasteros fusilara las lápidas de las tumbas del cementerio de la ciudad rotuladas en catalán.