Tal día como hoy del año 1882, hace 137 años, se inaugura el mercado de Sant Antoni, situado cerca del antiguo baluarte de Sant Antoni, del cual tomaba el nombre. El mercado de Sant Antoni no era el primero que se construía en Barcelona. Lo precedían el de la Boqueria (1836), el de Santa Caterina (1847) y el del Born (1876). Pero sí que sería el primero que se construía fuera del cercado amurallado de la ciudad, y el que ―con una superficie inicial de 5.214 m2 ― nacía como el más grande de Barcelona. La construcción fue diseñada por el arquitecto barcelonés Antoni Rovira i Trias y fabricada en la Maquinista Terrestre y Marítima, en los talleres situados en el barrio de la Barceloneta.
Cuando se inauguró el mercado de Sant Antoni, hacía un año que había concluido el procés de derribo de las murallas de Barcelona (1854-1881) y poco más de dos décadas que se había iniciado la expansión urbanística de la ciudad siguiendo el dibujo de los planos del Eixample de Cerdà (1860). La construcción del mercado de Sant Antoni ―para cubrir una extensa zona formada por los barrios del Raval, el Poble Sec y la mitad sur de la Esquerra de l'Eixample― pone de relieve la fuerte proyección urbanística y demográfica de la ciudad en aquel sector. También la construcción del mercado de Sant Antoni simbolizaba el triunfo de Barcelona en la larga y dura lucha por el derribo de las murallas.
Efectivamente, desde la ocupación de Barcelona de 1714, el régimen borbónico había dictado una serie de leyes que impedían el desarrollo urbanístico de la ciudad. Barcelona había sido catalogada como plaza militar de primera categoría, y no tan sólo estaba prohibido derribar las murallas, sino que no se permitía ningún tipo de construcción ni actividad económica a extramuros en el radio que abarcaba una bala de cañón. Estas leyes restrictivas ―que estarían vigentes hasta mucho más allá de la utilidad de las murallas― habían provocado un sobreaprovechamiento del espacio intramuros que se había traducido en un paisaje de pésimas condiciones de habitabilidad y de propagación de enfermedades.