Tal día como hoy del año 1908, hace 110 años, se inauguraba el Palau de la Música Catalana, creado para convertirse en la sede del Orfeó Català, la institución musical bandera del país fundada el año 1891 por Lluís Millet i Amadeu Vives. El edificio del Palau fue proyectado por el arquitecto Lluís Domènech i Muntaner, una personalidad muy relevante de la vida política y cultural de Catalunya que, previamente, había sido cofundador de la Unión Catalanista —embrión de la Liga Regionalista de Prat de la Riba, de Puig i Cadafalch y de Cambó—, redactor de las Bases de Manresa —la primera reivindicación consensuada de autogobierno desde 1714—, fundador del semanario El poble català —embrión de los partidos catalanistas de izquierdas de Macià y de Companys— y presidente del Ateneu Barcelonès.

El proyecto de construcción del Palau de la Música Catalana, de estilo arquitectónico modernista, se inició en 1904. El Orfeó Català, entonces bajo la presidencia del mecenas de la cultura catalana Joaquim Cabot, adquirió por suscripción popular el claustro del convento de Sant Francesc —de superficie de 1.350,75 m2— por el importe de 240.322,60 pesetas, el equivalente aproximado a 7.200.000 de euros actuales. Posteriormente, la Junta del Palau negociaría un préstamo de 600.000 pesetas, el equivalente aproximado a 18.000.000 de euros actuales, para construir el edificio. Aquel préstamo sería instrumentado con obligaciones amortizables en dos series de 500 y de 1.000 pesetas, remuneradas al 4% anual, que serían suscritas en su totalidad por la sociedad catalana.

Solar del claustro del convento de Sant Francesc (1905) / Fuente: Ayuntamiento de Barcelona

La diada de Sant Jordi de 1905 se procedía a la colocación de la primera piedra. Casi tres años más tarde, se hacía efectiva la inauguración, y el Palau era galardonado como el mejor edificio del año en el concurso de edificios artísticos que promovía el Ayuntamiento de Barcelona. En aquella decisión prevalecieron criterios como "embellece no solo su propio emplazamiento, sino que irradia el ambiente de arte, animación y belleza a toda la barriada". Hay que recordar que el año 1908, Barcelona era una ciudad en plena expansión urbanística que había superado los 500.000 habitantes. Aquel acto inaugural fue presidido por el alcalde Domènec Sanllehy i Alrich que, durante su gobierno, tuvo una gestión muy orientada al urbanismo, a la cultura y la enseñanza y a la promoción turística de la ciudad.