Tal día como hoy del año 1892, hace 126 años, los delegados representantes de las asociaciones catalanistas del país, reunidos en la sala de sesiones de la Casa de la Ciutat de Manresa, iniciaban el debate del proyecto para la redacción de una Constitución Regional Catalana, que sería conocida también como las Bases de Manresa. Aquel proyecto se debatió y consensuó durante las jornadas de los días 25, 26 y 27 de marzo de 1892 y culminaría con su presentación y aprobación el 15 de abril del mismo año, en la misma sala de sesiones donde había sido debatido y consensuado.

Casa de la Ciutat (principios del siglo XX). Fuente: Ayuntamiento de Manresa

Aquel documento se inspiraba en el modelo político de estado federal y tomaba como referencia de autogobierno las Constitucions de Catalunya de 1585, el texto legal que había regulado la relación entre el Principado y la monarquía hispánica —con algunas modificaciones posteriores— durante la última etapa de la época foral, hasta que el primer Borbón las liquidó en 1714. Básicamente se reivindicaba la separación de poderes, con un poder legislativo compartido entre el rey de España y una asamblea regional, un poder ejecutivo formado por un gobierno regional autónomo y un poder judicial ejercido por un tribunal supremo regional.

El debate puso sobre la mesa dos posicionamientos que debatirían los parlamentaristas, partidarios de la adaptación de las viejas instituciones a una nueva realidad social (creación de una cámara de representantes elegidos por sufragio universal), ante los foralistas, que postulaban recuperar y aplicar el viejo sistema foral con modificaciones mínimas (recuperación de la vieja cámara de representación estamental con ligeras alteraciones con respecto a su composición tradicional). Finalmente, se consensuaría un documento próximo a las tesis de los primeros y las Bases de Manresa se convertirían en el punto de inicio del catalanismo político contemporáneo.