Tal día como hoy del año 1939, hace 81 años, y en el contexto de los meses inmediatamente posteriores a la ocupación franquista de Catalunya y al fin de la Guerra Civil española (1936-1939), el "general jefe de los servicios de ocupación", Luis Orgaz Yoldi, imponía una multa de 2.000 pesetas (el equivalente actual a 6.000 euros) a la empresa M. Casanovas Guillem, de Barcelona, “por haberle dirigido una instancia en papel con membrete en catalán y en el que, además, a continuación de la razón social figura la palabra 'col·lectivitzada' sin tachadura alguna”.
El régimen franquista había proscrito el uso público del catalán mucho antes de la ocupación del país: el 8 de abril de 1938 el BOE de la zona rebelde había publicado un decreto que suprimía el Estatuto de Autonomía de 1932, y todas las leyes que contenía. Y al día siguiente de la publicación en el BOE el Diario de Burgos —que se editaba, también, en zona rebelde— titulaba en primera plana: "El Estatuto de Cataluña ha muerto". Pasados tres meses y medio de la ocupación de Barcelona (26 de enero de 1939), aquella multa marcaba el punto de inicio de la persecución contra la documentación rotulada en catalán.
Orgaz Yoldi, que era plenamente consciente de la escasez —entre muchas otras cosas— de materiales como papel y tinta, y de la práctica inexistencia de imprentas (destruidas por elementos incontrolados revolucionarios durante la retirada republicana, o por paramilitares franquistas durante la ocupación), argumentó la sanción afirmando: “Aun admitiendo que el uso de este papel, confeccionado indudablemente en periodo de dominio rojo, no haya sido de mala fe, supone cuando menos un acto de desidia y falta de respeto a la autoridad, a quien se dirige, que merece una sanción ejemplar”.
Tan sólo cuatro semanas después, en Reus, se produjo un monumental enfrentamiento entre el alcalde José Ramón de Amézaga Botet (nombrado personalmente por Franco) y el comandante militar de la plaza, teniente coronel Lorenzo Machado Méndez, a causa de un "estadillo" del Ayuntamiento rotulado en catalán, impreso durante la época republicana. Probablemente había un trasfondo personal, pero aquel impreso fue convertido en munición política. A causa de la "crisis del estadillo", Amézaga sería forzado a dimitir, y su prometedora carrera política quedaría prematuramente sepultada.