Tal día como hoy del año 1933, hace 85 años, se publicaba el parte médico de la intervención quirúrgica de urgencia a la cual había sido sometido en el mismo Palau de la Generalitat el president Francesc Macià. Aquel informe facultativo, firmado por los doctores Corachán, Pi i Sunyer y Vilardell, decía que a las cuatro de la madrugada anterior (del 18 de diciembre de 1933), el president Macià había sufrido una crisis que había obligado a improvisar un quirófano en el mismo Palau y a intervenir con urgencia al paciente. Según aquel comunicado, el president Macià ―que tenía dolores intensos desde hacía tres días― fue, previamente a la intervención, diagnosticado de una oclusión intestinal en el apéndice.
Según la prensa de la época, el equipo médico reveló que aquella intervención había sido extremadamente complicada, porque se habían visto obligados a practicarla en un entorno no hospitalario, porque era una apendicitis antigua que no había sido tratada como era debido, y por la avanzada edad del paciente (el president Macià tenía entonces setenta y cuatro años). No obstante, se mostraban razonablemente optimistas, por la fortaleza del paciente (a pesar del dolor agudo que sufría se había desplazado sin ayuda desde su habitación hasta la sala de intervención improvisada) y porque habían mejorado considerablemente las constantes (las pulsaciones habían pasado de 110 a 85 y la fiebre de 40 a 36,5 grados).
También, el equipo médico reveló que el president Macià (que había estado despachando los asuntos propios de su responsabilidad hasta la medianoche anterior a la intervención) estaría convaleciente durante quince días, plazo mínimo que recomendaban de reposo absoluto. Decían que le habían practicado un drenaje para detener la infección que, desde el apéndice, se había extendido por el aparato digestivo, hecho que requería una observación permanente. No obstante, según la prensa de la época, poco después de la intervención, recibió la visita de algunos consejeros de la Generalitat, con los cuales aprovechó para despachar. Sus visitantes revelaron que mantenía su tono firme y su tos habitual de viejo fumador.
Seis días más tarde, el 25 de diciembre, moriría a causa de las complicaciones derivadas de la enfermedad y de la intervención.