Tal día como hoy del año 1939, hace 80 años, en el contexto de los meses inmediatamente posteriores a la ocupación franquista de Catalunya y a la conclusión de la Guerra Civil española (1936-1939), llegaba a Barcelona en visita oficial Sandro Piazzoni, general de aviación del régimen fascista italiano. Piazzoni había sido el jefe del escuadrón aéreo italiano Flecce Nere (Flechas Negras), que el 26 de abril de 1937 formaban parte de la Legión Condor (italoalemana) que bombardeó y destruyó totalmente Guernica. Según la prensa de la época (La Vanguardia Española, edición del 28/06/1939), Piazzoni fue generosamente agasajado por las autoridades locales del régimen franquista (civiles y militares) en Barcelona.
En el ataque contra la población civil de Guernica, que se convertiría en el —hasta entonces— más devastador de la historia, el escuadrón de Piazzoni lanzó centenares de proyectiles incendiarios. La mayoría de las investigaciones contabilizan entre 3.000 y 6.000 víctimas mortales. Se dio la circunstancia que, tres días después del ataque (el 29 de abril de 1937), Piazzoni se dirigió a lo que había quedado de pie de la Casa de Juntas, y firmó en el libro de honor con la cita: “En el día de su Santa Redención, con todos mis Flechas Negras que entran en la ciudad (...) mando a la ciudad santa de Vizcaya, hoy aún más Santa, un saludo fraterno, a 29 de abril de 1937. Hora: 12.45. Viva España. Arriba España. El General Jefe de la Brigada Flechas Negras”.
Según la misma prensa, en aquella visita a Barcelona, Piazzoni fue agasajado por el alcalde de la ciudad Miquel Mateu Pla y por los concejales del consistorio; para|por el presidente de la Diputación provincial Josep Maria Milà Camps —conde de Montseny—, y por el capitán general de Catalunya Eliseo Álvarez-Arenas Romero —oficialmente "general jefe de los Servicios de Ocupación"—; que lo llevaron a hacer un recorrido por las prisiones ilegales —denominadas "checas"— de los revolucionarios durante la Guerra Civil. También, según la prensa, la visita oficial de Piazzoni concluyó al día siguiente en Lloret de Mar (Selva) en la finca particular de Raül Roviralta Astoul —que con anterioridad había sido conseller de la Generalitat intervenida (1935)—.