Tal día como hoy del año 778, hace 1.241 años, nacía en Cassinogilum (Aquitania) ―en el valle bajo del río Garona― Luis, noveno hijo y heredero del emperador Carlomagno, que el año 814 (a los veintiséis años) se convertiría en el soberano de la monarquía franca. Poco antes, entre el 813 y el 814, Carlomagno lo había asociado a la corona imperial y durante aquel bienio ejercería el poder de forma compartida. A la muerte de Carlomagno (814), pasaría a ejercer el poder en solitario y durante su reinado (814-840) impulsaría la expansión de los condados catalanes dependientes, situados en la frontera meridional de sus dominios.
Con anterioridad, ya le había sido encomendada la expansión de los dominios meridionales del imperio carolingio. El año 801 pactó con las autoridades locales de Barcelona la incorporación de la ciudad y de su territorio al imperio franco y nombró al primer conde: Bera o Bernat (miembro de una rama menor de la familia imperial carolingia). Luis convirtió Barcelona en la capital administrativa y militó de una extensa región en el sur del imperio franco, que comprendía las actuales Languedoc y mitad norte de Catalunya; y que, desde la incorporación de Narbona (759), se llamaba marquesado de Gotia.
Durante su reinado estabilizó la frontera sur (con el mundo islámico peninsular) en la línea formada por el curso de los ríos Llobregat y Llobregós. Más allá quedaba una amplia franja de territorio yermo y despoblado (hasta el curso bajo de los ríos Ebro y Segre) formada por la Noguera, la Segarra, las planas de Urgell y el Camp de Tarragona, que servía de contención a las razzias musulmanas y a la vez proyectaba, claramente, la dirección de la expansión futura. También, durante su reinado, los condados catalanes serían ―como el resto del territorio franco― escenario de las disputas por el trono entre varios miembros de la familia imperial.