Tal día como hoy del año 821, hace 1.201 años, en Magalona (entonces Marca de Gotia y actualmente Languedoc-Francia); moría Benito de Aniane; que había sido una de las personalidades religiosas, culturales y políticas más relevantes de la Europa de su época. Benito de Aniane fue el fundador y el principal promotor de la regla benedictina, que tenía el propósito de unificar la liturgia cristiana en el Imperio carolingio —con una evidente intencionalidad política; y que pondría las bases de la posterior creación de la poderosa e influyente Orden del Císter. En la difusión de la regla benedictina contó, siempre, con el apoyo y la colaboración de la cancillería carolingia, especialmente del emperador Luis I, hijo y heredero de Carlomagno.

Benito nació y se crio en Magalona, en una familia que había formado parte del exilio visigodo de la Tarraconense y de la Narbonense, que se dirigió al reino de los francos durante la invasión árabe (714-723). Y del retorno en sentido inverso —con la conquista carolingia (751-801)— que había puesto las bases sociales y políticas de la Marca de Gotia (el territorio que agrupaba los condados carolingios de las actuales Languedoc y Catalunya Vieja). Benito, que había sido bautizado como Vitiza, fue una de las personalidades más relevantes de la época inicial de la Marca de Gotia; y compartió protagonismo y complicidades con Bera; primer conde carolingio de Barcelona y jefe de la facción carolingia de origen local que ocupó los primeros sitiales condales de la futura Catalunya.

No obstante, combatió la doctrina del adopcionismo, que postulaba que Jesucristo era un ser humano elevado a la categoría divina por designio de Dios. Esta doctrina era dominante entre las jerarquías eclesiásticas hispánicas de origen visigótico; que la proclamaban como un símbolo de la singularidad y de la tradición visigóticas; es decir, como una declaración de independencia con respecto a la Iglesia del Imperio carolingio. Benito se enfrentó, especialmente, con el obispo Félix de Urgell, el jefe visible de la doctrina adopcionista en los condados de la Marca de Gotia; y consiguió desterrar esta doctrina de los dominios carolingios. Este cambio contribuiría a consolidar los vínculos culturales y religiosos entre los condados de la Marca de Gotia y el conjunto del mundo carolingio.