Tal día como hoy del año 1172, hace 850 años, en Mursiya (actualmente Murcia); moría el emir Abu Abd Al-lahibn Mardanis (o Ibn Mardanix), conocido en los reinos cristianos del norte peninsular como el "Rey Lobo", por la ferocidad con la que había defendido sus dominios. El Rey Lobo había nacido en el ksar (castillo) árabe de Peñíscola el año 1124. Como emir de Xarq-al-Àndalus (la fachada mediterránea peninsular entre Amposta y Almería), gobernó sobre los territorios árabes de Làreda (actualmente Lleida) y Turtuixa (actualmente Tortosa). La conquista barcelonesa de estos territorios, y su retirada en el sur (se fortificó y resistió con éxito en la actual comarca valenciana de El Maestrat); lo convertiría en el último emir árabe que gobernaría sobre territorio catalán.

El Rey Lobo fue un monarca inteligente que gobernó con éxito sus dominios contra la ambición expansionista de Ramón Berenguer IV, conde independiente de Barcelona y Hombre Principal de Aragón; y de los almohades (una secta radical musulmana de origen subsahariano) que se habían apoderado de buena parte del antiguo califato de Córdoba. Durante su reinado dirigió incontables campañas militares, y promovió continúas entendidas diplomáticas. La investigación historiográfica señala que la gran capacidad que mostraba para llegar a acuerdos con los soberanos cristianos del norte; se explicaba por su origen: Ibn Mardanix era descendiente de una familia de terratenientes hispanovisigodos que se habían islamizado durante la conquista árabe (principios del siglo VIII).

El Rey Lobo no escatimó esfuerzos para defender su reino. Después de la pérdida de Lleida y Tortosa; no dudó en contratar mercenarios cristianos (catalanes, aragoneses, navarros, gascones) e incorporarlos a su ejército. Uno de estos mercenarios sería el señor de la guerra (empresario militar) navarro Pedro Ruiz de Azagra; que en pago a sus servicios recibió el antiguo señorío de los Banu Razin, convertido en Albarracín. Después de la conquista catalanoaragonesa del Bajo Aragón, Ruiz de Azagra se convirtió en la pesadilla del conde-rey Alfonso Ramón (conocido como Alfonso el Casto). Albarracín fue un Estado independiente enclavado dentro del reino de Aragón, pero gobernado por un vasallo del rey de Navarra aliado con el emirato de Xarq-al-Àndalus.