Tal día como hoy del año 1940, hace 79 años, Heinrich Himmler —jefe de las Schutzstaffel (las SS y la Gestapo)— ordenaba la reclusión de Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Catalunya en el exilio, en el penal de máxima seguridad de La Santé, en París (entonces ocupada por las fuerzas militares del régimen nazi alemán). El presidente Companys había sido detenido dos días antes (13 de agosto de 1940) por la Wehrmacht (el ejercido alemán) en La Baule-les-Pins (Bretaña), en el oeste de la Francia ocupada por los alemanes, en un operativo diseñado por la Gestapo y el SIMP (la policía política franquista).
Acto seguido la Wehrmacht lo entregó a la Gestapo (la temida policía política del régimen nazi alemán); que, en colaboración con un funcionario policial de la oficina de representación española en París llamado Pedro Urraca Rendueles, lo trasladaría a París. El presidente Companys fue recluido en un módulo penitenciario destinado, exclusivamente, a presos políticos (disidentes del régimen nazi y activistas contra la ocupación). Estuvo en aquella prisión hasta el 27 de agosto. Durante aquellos doce días estuvo sometido a durísimos interrogatorios a cargo de las policías políticas nazi y franquista.
La intervención de Himmler en aquel operativo se debía al hecho de que los regímenes nazi alemán y franquista español, a través de sus respectivos ministros de exteriores, Joachim Von Ribbentropp y Ramon Serrano-Súñer, habían convenido que la captura del presidente de Catalunya era un asunto prioritario. Von Ribbentrop y Serrano Suñer no tan sólo eran homólogos, sino que también compartían el entusiasmo por el ideario de Hitler. Cuando se produjo la detención, sólo hacía dos días que Serrano Suñer (conocido popularmente como "el cuñadísimo") había sido nombrado ministro de asuntos exteriores.
El 27 de agosto, la Gestapo lo entregaba definitivamente al SIMP franquista. Al policía español Pedro Urraca —que había participado en el operativo de detención— se lo llevaría esposado a Madrid sin ningún tipo de protocolo de extradición; y quedaría detenido en las dependencias de la Dirección General de Seguridad (DO); entonces dirigida por José Finat y Escrivá de Romaní; uno de los grandes represores del régimen y un personaje del círculo de confianza del jefe de estado Franco y del ministro Serrano Suñer. En las dependencias de la DO, el presidente de Catalunya fue brutalmente torturado.