Tal día como hoy del año 1622, hace 396 años, el rey Luis XIII de Francia nombraba primer ministro del reino a Armand Jean du Plessis, más conocido como el cardenal Richelieu o con el sobrenombre del Èminence rouge (la eminencia roja), por el color dominante de su vestimenta. Aquel nombramiento tendría una importancia primordial en los acontecimientos que, posteriormente, tendrían lugar en Catalunya durante la crisis (1635-1640) y revolución de los Segadors (1640-1652), que conducirían a la proclamación de la Primera República Catalana (1641) y la progresiva gravitación del Principado hacia la órbita política francesa (1641-1652). Richelieu sería el paradigma de la política expansionista francesa de la centuria de 1600.
Richelieu, nacido en París en 1585 en una familia de la burguesía mercantil originaria de Burdeos, hizo una carrera política y eclesiástica fulgurante, fundamentada en la combinación de sus aptitudes más destacadas: inteligencia, estrategia, ambición y una idea de Francia. Cuando en 1635 el ministro plenipotenciario hispánico Olivaste concentró los diversos puntos del conflicto franco-hispánico (Flandes, Borgoña, Milanesat) sobre Catalunya con el propósito de arrasar el Principado —con el que tenía un conflicto institucional abierto—, Richelieu aceptó el envite y envió el mejor y mayor de sus ejércitos. En el año 1639 Richelieu envió su sobrino para negociar con las instituciones catalanas la proclamación de una república catalana bajo la protección de Francia.
Los acontecimientos inmediatamente posteriores demostrarían, sin embargo, que el verdadero objetivo de Richelieu y su cancillería era incorporar Catalunya en el reino de Francia con un status de entidad política autónoma. En virtud del pacto con las instituciones catalanas, introdujo en el Principado una gran cantidad de efectivos militares que tenían el doble propósito de derrotar al ejército hispánico —que ya había iniciado la ocupación— y presionar a las autoridades catalanas para proclamar al rey francés Lluís XIII conde de Barcelona. La muerte por envenenamiento del president Pau Claris, que había proclamado la República Catalana, y el acceso al poder del partido profrancés sembrarían dudas sobre la probable autoría del magnicidio en manos de agentes hispánicos introducidos en la Generalitat.