Tal día como hoy del año 1743, hace 274 años, moría en Breisach am Rhein (Alemania) Pere Joan Barceló i Anguera, conocido popularmente como Carrasclet, que había combatido durante la Guerra de Sucesión hispánica con el grado de capitán de fusileros de montaña del ejército austriacista. Había destacado en varias acciones armadas en las comarcas del sur del país, especialmente en las sierras del Priorat. A la conclusión de la guerra en el territorio del Principat (1714), entregó las armas y se acogió a un indulto. Retornó a su pueblo y sería, a partir de aquel momento, cuando su figura alcanzaría la categoría de mito popular.
Barceló se emboscó a consecuencia de una riña con un militar borbónico que extorsionaba la población de Capçanes (Priorat). Con poco tiempo organizó partidas de miquelets, dispersas por todas las comarcas meridionales del país, que atacaban los convoyes militares del ejército borbónico. Estas partidas estaban formadas por excombatientes de la causa austriacista que se habían convertido en fugitivos de la represión borbónica. Hasta 1718 —cuatro años después de haber acabado la guerra convencional en Catalunya— fue el principal enemigo del régimen borbónico, hasta el extremo que, incapaces de detenerlo, encarcelaron a su familia para forzar su rendición.
En 1718 todas las potencias europeas, incluida Francia, declaraban la guerra al Borbón hispánico. Y Barceló aceptó dirigir a un regimiento francés formado por catalanes del Rosellón. Con el grado de coronel del ejército francés combatiría en las montañas del Pallars y del Priorat; y conseguiría liberar a su familia, excepto a su madre que había muerto en la prisión. En 1720 viajaría a Viena y Carlos de Habsburgo (el excandidato al trono hispánico) lo nombraría coronel del ejército austríaco y le asignaría una paga y unas tierras cultivables en Budapest. Finalmente en 1743, sirviendo al ejército austríaco, moriría a los 61 años, combatiendo a los bávaros —aliados tradicionales de los Borbones franceses— en una isla del río Rin.