Tal día como hoy del año 1934, hace 85 años, el presidente Lluís Companys (ERC) proclamaba desde el balcón del Palau de la Generalitat, el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Aquella proclama abría la vía de la autodeterminación para Catalunya, y también para el resto de pueblos de España. No obstante, era una propuesta arriesgada, más cuando Catalunya era el único territorio de la República española que había alcanzado el autogobierno. El País Vasco y Galicia no aprobarían sus estatutos de autonomía hasta 1936 y el estallido de la Guerra Civil española (1936-1939) truncaría el desarrollo del proyecto estatutario del País Valencià. El resto de territorios de la República no habían manifestado ninguna voluntad firme de caminar hacia el autogobierno.
La República española, gobernada desde las elecciones generales de noviembre de 1933 por una coalición involucionista formada por el PRR de Lerroux, la CEDA de Gil-Robles y el Partido Agrario de Martínez de Velasco, respondió con un despliegue militar en las calles de Barcelona. Pocas horas después de la proclamación del presidente Companys, Barcelona estaba inmersa en un escenario de guerra urbana que enfrentaba al ejército español y la Guardia Civil con las fuerzas leales a la Generalitat (Mossos d'Esquadra, parte de las Guàrdies d’Assalt, y militantes de partidos y sindicatos catalanistas, obreristas y anarquistas). A las siete de la mañana del día siguiente, después de que el ejército español hubiera bombardeado la Generalitat y el Ayuntamiento, el presidente Companys se rendía.
El presidente y los consellers de la Generalitat fueron detenidos, encarcelados, juzgados y condenados a 30 años de reclusión por el Tribunal Supremo de la República. El presidente de la Sala que dictó la sentencia era Fernando Gasset Lacasaña, y el fiscal jefe era Lorenzo Gallardo González. Cuando se produjo la rebelión militar de 1936, Gasset y Lacasaña abandonaron sus destinos y se exiliaron. Y cuando el bando rebelde franquista tomó ventaja en el conflicto (a partir de 1938) retornaron, se sumaron entusiásticamente a los franquistas e, incluso, alegaron que durante su ausencia, su patrimonio había sido expoliado por los "rojos".
El año 1939, cinco meses después de la conclusión de la Guerra Civil española, Luis de Galinsoga, director de La Vanguardia Española impuesto por el bando franquista que había derrotado la República, recordaba aquel acontecimiento publicando un editorial en términos muy similares a los que había utilizado la prensa española, cinco años antes, por los Fets del Sis d'Octubre (1934): “La Generalidad de Cataluña se ha rendido, y en Barcelona està dominada la conflagración separatista y anàrquica (...) Tras la noche en vigília anhelante (...), el amanecer de la confianza. La verdad es que nuestro descanso no tiene más que una garantía: Franco”. Posteriormente Galinsoga se haría tristemente célebre al proclamar que “Todos los catalanes son una mierda”.