Tal día como hoy del año 1913, hace 104 años, se celebraba la primera conmemoración masiva del Onze de Setembre. Aquella primera conmemoración masiva, con concentraciones y ofrendas florales al monumento de Rafael de Casanova (que había sido trasladado desde el Saló de Sant Joan ―hoy paseo Lluís Companys― a su actual ubicación a la ronda de Sant Pere) y al Fossar de les Moreres, se producía en un tenso escenario político y social, dominado por las reivindicaciones de autogobierno del catalanismo político y cultural (que empezarían a concretarse unos meses más tarde con la constitución de la Mancomunitat de Catalunya), y el protagonismo creciente de los movimientos republicanos, obreristas y anarquistas; en un paisaje marcado por fuertes desigualdades sociales y económicas; y por el descrédito de la monarquía española y del sistema de alternancia de partidos.
No obstante, la primera conmemoración del Onze de Setembre, se remontaba al año 1886 que, después de los obstáculos gubernativos españoles, había quedado limitada a una misa en Santa Maria del Mar "en memoria de los mártires de 1714". En el transcurso de los años posteriores, la conmemoración adquiriría fuerza y presencia en un ambiente cada vez más reivindicativo, y ya al principio del siglo XX las autoridades gubernativas españolas la considerarían una amenaza. En 1901 el gobernador de Barcelona ―el liberal Miquel Socias Caimari― no hizo nada para parar a los lerrouxistas, que se desplazaron de forma organizada a la convocatoria y se enfrentaron violentamente a los asistentes al acto. Y en 1905 el gobernador de Barcelona ―el conservador Julio Fuentes Forner― impondría fuertes sanciones a las entidades convocantes en virtud de la Ley de Jurisdicciones que pretendía garantizar "el honor del Ejército y la sagrada unidad de la Patria".