Tal día como hoy del año 1855, hace 164 años, más de 100.000 obreros de los principales centros industriales del país, reunidos bajo el lema "Asociación o muerte" se declaraban en huelga. Aquella huelga general, que sería la primera de la historia de Catalunya, tuvo una especial incidencia en las ciudades de Barcelona, Gràcia, Sant Andreu, Sants, Reus, Vilanova, Manresa, Mataró; y en los valles del Llobregat, de la Anoia, y del Ter. Todas estas ciudades y territorios quedarían literalmente parados. Los trabajadores reivindicaban la libre asociación, la reducción de la jornada de trabajo y el incremento de los salarios.
Cuando estalló la huelga, la clase obrera catalana ya estaba organizada en asociaciones representativas (sindicatos gremiales), en ateneos (que alfabetizaban las clases populares) y en mutuas obreras (que cubrían las contingencias por enfermedad, paro, viudedad y orfandad). El año anterior (1854), en pleno conflicto por las selfactinas, el capitán general de Catalunya Manuel de la Concha había aceptado el papel interlocutor de las sociedades obreras. En la negociación de aquel conflicto el sindicato Asociación de Tejedores de Barcelona adquiriría un papel fundamental que permitiría reconducir las posturas.
Pero el año 1855, poco antes de la convocatoria de la primera huelga general, el nuevo capitán general de Catalunya Juan Zapatero Navas ―un militar perseguido por una tenebrosa sombra de crímenes durante las guerras carlinas― ordenaba la prohibición y clausura de todas las entidades obreras y la detención y ejecución de Josep Barceló Cassadó, el líder de la Asociación de Tejedores que negociaba el conflicto de las selfactinas. La clase trabajadora convocó un paro general de protesta, que el aparato policial, judicial y gubernativo español contestaría con una brutal oleada de violencia represiva.