Tal día como hoy del año 1960, hace 58 años, el somatén Abel Rocha disparaba mortalmente contra Quico Sabaté Llopart, en la calle de Santa Tecla, en Sant Celoni (Vallès Oriental). Eran las ocho de la mañana. Quico Sabaté, guerrillero antifranquista que la prensa de la época había denunciado como "enemigo público número uno del régimen", huía de la Guardia Civil que lo acosaba desde que el día antes había sido descubierto —con su grupo— en el Mas Clarà, de Palol de Revardit (Pla de l'Estany). Malherido, emprendería una huida propia de una película de guerra que lo haría atravesar el río Ter nadando, lo llevaría a Fornells de la Selva (Gironès) y de allí en un tren en dirección a Barcelona.

Descubierto por el maquinista, saltó del tren en marcha a la altura de Sant Celoni. Mientras buscaba un médico para curarse las heridas de bala que le habían causado el día anterior, en el transcurso del asalto al Mas Clarà, se encontró con unos paramilitares del régimen franquista. En el intercambio de tiros, por las calles de Sant Celoni, Quico Sabaté caería muerto. El día anterior, en el Mas Clarà de Palol, habían sido acribillados por la Guardia Civil sus compañeros: Antoni Miracle Guitart, Roger Madrigal Torres, Francisco Conesa Alcaraz y Martín Ruiz Montoya; que habían pasado desde Francia para liberar a uno de los miembros del grupo detenido, juzgado y condenado a muerte por el régimen franquista.

Mural dedicado a los maquis (Sallent) / Fuente: Wikipedia

Quico Sabaté, nacido en l'Hospitalet de Llobregat en 1915, había sido un destacado combatiente en el bando republicano durante la Guerra Civil (1936-1939); primero en las filas de la "columna de los Aguiluchos" de la FAI, y después en la "columna Durruti", de la CNT-FAI. Pasada la guerra se estableció primero en Costoja (Vallespir) y después en París, en casa del anarquista Lucio Urtubia. Desde el exilio lideró un grupo de guerrilleros anarquistas que efectuaba atracos y secuestros, en colaboración con los grupos, también guerrilleros anarquistas, de Massana y de Facerias. Los botines obtenidos se destinaban a sostener económicamente a las familias de los presos anarquistas del franquismo.