Tal día como hoy del año 1939, hace 82 años, en el contexto de las semanas inmediatamente posteriores a la ocupación franquista de Catalunya, el general Fidel Dávila Arrondo, ministro de Defensa de la Junta de Burgos (el gobierno rebelde), hacía públicas las estadísticas de prisioneros republicanos internos en presidios y campos de concentración del llamado bando "nacional". Según las cifras facilitadas por aquel organismo (y publicadas en prensa, en La Vanguardia Española, edición del 18/03/1939), los franquistas tenían 431.351 prisioneros, de los cuales 177.905 habían sido capturados durante la campaña de ocupación de Catalunya (julio, 1938 – febrero, 1939).
Aquella población reclusa estaba formada tanto por militares capturados en el frente de guerra como por civiles detenidos en la retaguardia. La mayoría de aquellos prisioneros (unos 120.000) fueron recluidos en los casi 300 campos de concentración dispersos por todo el territorio peninsular. No obstante, durante aquella etapa de ocupación y represión, los franquistas habilitaron un mínimo de diecinueve campos de concentración en Catalunya: siete en las comarcas de Tarragona, seis en las de Lleida, tres en las de Barcelona y tres en las de Girona. Lo que adquirió una fama más funesta fue el Castillo de Pilats, en Tarragona, una construcción ruinosa de la época romana que llegó a concentrar a más de 2.000 personas.
En estos campos de concentración se produjo una brutal mortalidad. El hacinamiento, las pésimas condiciones de habitabilidad y de salubridad, los maltratos y las torturas, y las enfermedades diezmaron considerablemente la población reclusa. La prisión Modelo de Barcelona llegaría a concentrar a 18.000 personas (veintidós veces su capacidad), y la Seu Vella de Lleida, entonces un edificio medio derruido, más de 2.000. El propósito de aquellos presidios quedaría perfectamente reflejado en la proclama de Isidro Castrillón López, máximo responsable carcelario del régimen franquista en Catalunya: “Tenéis que saber que un preso es la diezmillonésima parte de una mierda”.