Tal día como hoy del año 1939, hace 81 años, en el contexto de las últimas semanas de la Guerra Civil española (1936-1939), y en plena ocupación franquista de Catalunya, el socialista José Negrín —presidente del gobierno— firmaba un decreto que decía: “En el frente catalán (...) todos los ciudadanos están obligados moral y materialmente; cualquiera que sea su edad, condición, y servicio que preste, a participar activamente en los trabajos de defensa de nuestro suelo (...) se declara obligatòria la prestación de trabajo para todos los hombres útiles comprendidos entre la edad de diez y ocho años y cincuenta y cinco años”.
Y proseguía: “Todo ciudadano de los que se hallen en la retaguardia deberá diariamente y a horas compatibles con el servicio que preste, acudir a los tajos de trabajo donde se estén realizando obras de fortificación, en cuyos tajos se les facilitará material y serán encuadrados para que realicen las tareas que les correspondan (...) La Comandancia militar de Barcelona dictará las instrucciones, que se harán públicas, para la realización de la prestación del trabajo a que se refiere la presente orden (...) Todas las autoridades,-civiles o militares, están obligadas a colaborar con todo entusiasmo en el cumplimiento de esta orden”.
A pesar de todo, aquella orden no tendría ninguna efectividad. Lleida, Tortosa, Reus y Tarragona ya habían sido ocupadas por las tropas franquistas y eran ciudades devastadas por los bombardeos de la aviación del bando franquista y, parcialmente abandonadas a causa de los efectos del conflicto (muertos a causa de los bombardeos, de las enfermedades, o al frente de guerra; prisioneros en los campos de concentración franquistas; o integrantes de las columnas de refugiados que se dirigían hacia Francia). I Barcelona, inmersa en el mismo paisaje de devastación, estaría ocupada tan sólo una semana más tarde.