Tal día como hoy del año 1641, hace 378 años, en el contexto de la Guerra de los Segadores (1640-1652), el cardenal Richelieu (ministro plenipotenciario de la monarquía francesa) firmaba una carta dirigida al presidente Pau Claris, informándole de que había cesado fulminantemente a Roger de Bossost, señor de Espenan, como representante político y militar de Francia a Catalunya. La Generalitat había acusado formalmente a Espenan de apropiación y fraude: no había sido capaz de justificar la inversión del donativo de guerra (la suscripción monetaria para hacer frente a la invasión hispánica) que habían pagado las ciudades más importantes del sur del Principado.
Pero el detonante que provocó el cese y caída de Espenan fue la rendición de la plaza de Tarragona a los ejércitos hispánicos del marqués de Los Vélez. Aunque en la carta de Richelieu se intenta justificar la acción de Espenan en Tarragona, argumentando que resistir habría representado una masacre civil, se dice, también, que la cancillería de Luis XIII de Francia había perdido del todo la confianza en su representante en Catalunya. Y se dice también que el donativo de guerra sería restituido con la entrada de un ejército de 6.000 efectivos comandados por Philippe de la Mothe-Houdancourt, mariscal de Francia y nuevo representante del rey Luis XIII de Francia en Catalunya.
La Mothe tendría una actuación destacada durante los meses siguientes: después de la derrota hispánica en Montjuïc a manos del ejército de Catalunya (26 de enero de 1641), contribuyó decisivamente a la recuperación del Empordà, del Penedès, del Camp de Tarragona y de las planas de Lleida, adentrándose, incluso, en territorio aragonés y saqueando Monzón. Las incontestables victorias militares catalanofrancesas provocarían el cese y la caída en desgracia de Los Vélez: el conde-duque de Olivares (ministro plenipotenciario de la monarquía hispánica) lo acusaría de haber contribuido a incrementar la desafección de los catalanes con los crímenes cometidos por sus tropas.
En cambio, Espenan aparecería poco después como una especie de informante ―situado muy discretamente en Barcelona― que aparentemente redimía sus delitos reportando directamente al cardenal Richelieu (trascendiendo toda la cadena intermedia de mandos franceses). Sería precisamente Espenan el que informaría al ministro plenipotenciario francés de la muerte del presidente Pau Claris (27 de febrero de 1641) y el primero que plantearía la hipótesis de un magnicidio, extremo que actualmente ha quedado probado gracias a la investigación del profesor Simon i Tarrès, de la UAB. Lo que no revela la documentación de Espenan es la autoría del asesinato del presidente Claris. Un interrogante que, todavía hoy, queda pendiente de resolver.