Tal día como hoy del año 1726, hace 293 años, moría en el penal militar de San Antón, la Coruña (Galicia), el mariscal Antoni de Villarroel y Peláez, que había sido general comandante del ejército de Catalunya durante la Guerra de los Catalanes (1713-1714), última fase del conflicto sucesorio hispánico en la península Ibérica (1705-1714). El mariscal Villarroel tuvo una destacadísima actuación en la defensa de Barcelona durante el asedio borbónico de 1713-1714. A pesar de la manifiesta inferioridad numérica y armada del ejército de Catalunya (7.000 efectivos ante los más de 40.000 invasores de las tropas francocastellanas de la Alianza de las Dos Coronas), consiguió que Barcelona resistiera al bloqueo, asedio y ataques borbónicos durante 414 días.
Poco después de la caída de Barcelona (12 de septiembre de 1714), Felipe V ―el primer Borbón hispánico― desautorizó a Berwick ―su comandante en Catalunya― que había aceptado la capitulación de la ciudad proclamando que "he juzgado a propósito de conceder por gracia la vida a todos los habitantes, y a otras personas que se encuentran en Barcelona, como también de impedir que la ciudad sea entregada al pillaje, y que cada uno pueda vivir en su casa como antes, sin ser inquietado". El Borbón ordenó detener y encarcelar a los veintiséis jefes militares supervivientes del ejército de Catalunya. El mariscal Villarroel fue encarcelado en las mazmorras del Palacio Real de Barcelona y quince días después (29 de septiembre) fue trasladado al penal de Alacant.
Finalmente, el 29 de octubre de 1714, sería trasladado al penal de San Antón, la Coruña. El mariscal Villarroel fue escondido en una celda subterránea que se inundaba cada vez que subía la marea, circunstancia que con el transcurso del tiempo le acabaría provocando la parálisis de las piernas. Hasta hace pocos años, la historiografía afirmaba que había sido excarcelado después de la firma de la Paz de Viena (1725), que ponía fin ―en el campo político― al conflicto sucesorio hispánico; y que había muerto exiliado en Viena, en la corte del archiduque Carlos de Habsburgo. Pero una investigación reciente (2009) llevada a cabo por los historiadores Antoni Muñoz y Josep Catà revela que murió a los 70 años en el penal borbónico de la Coruña, después de once años y ciento sesenta días de brutal reclusión.