Tal día como hoy del año 1359, hace 665 años, en el puerto de Barcelona, se entregaba un combate naval que sería bautizado como la batalla naval de Barcelona, que enfrentó un grupo catalán formado por treinta naves (10 galeras militares y 20 cocas mercantes armadas) y comandado por el mismo rey Pedro II, contra una fuerza combinada castellano-genovesa formada por 38 naves (31 galeras militares y 7 naves menores armadas) y dirigida por Egidi Bocanegra, almirante de la corona castellanoleonesa. En aquel combate, que se resolvió a favor de los catalanes, se utilizó, por primera vez en la historia naval peninsular, fuego de artillería, también conocido en aquella época como “fuego griego”.

Según las crónicas catalanas, el grupo castellano se presentó delante del puerto de Barcelona el 9 de junio de 1359 a primera hora de la mañana, y desde las naves principales dispararon con sus catapultas varias piedras de gran envergadura contra los edificios de la Ribera. Sin embargo, los proyectiles no abarcaban el objetivo y caían sobre la arena de la playa, provocando la mofa de los defensores (la Coronela de la ciudad —formada por los gremios— y los ballesteros venidos de los pueblos de los alrededores), que habían sido situados en un banco de arena llamado “Les Tasques” (sobre el actual Paseo de Colón, entre la puerta de Regomir y los Astilleros).

Según las mismas crónicas, el elemento que inclinó el resultado de aquella batalla a favor de los defensores, fue una bombarda instalada en la nave capitana de la armada catalana, que disparó varios proyectiles que alcanzaron y destruyeron el castillo de popa de la nave capitana castellana. En la crónica real catalanoaragonesa se dice “...e la nostra nau (la del rei) desparà una bombarda e ferí en lo castell de la nau de Castella”. Aquella andanada provocó el terror entre la marinería castellana, y poco después, su almirante ordenaba virar y abandonar la batalla. Los castellanos fueron perseguidos por un grupo catalán y no se detuvieron hasta Cartagena.