Tal día como hoy del año 1291, hace 727 años, moría en Barcelona Alfonso II de Barcelona y III de Aragón, conocido con los sobrenombres del "franco" y el "liberal" por la intensa actividad diplomática que había desplegado durante su reinado. Alfonso el Franco había nacido en València el año 1265 y era el hijo primogénito del conde-rey Pedro el Grande y de la reina Constanza de Sicilia. A la muerte de su padre (1285) heredaría el Principat de Catalunya y los reinos de Aragón y de València. El dominio sobre el reino de Mallorca lo obtendría arrebatándoselo a su tío paterno Jaime de Aragón y de Hungría, que lo había recibido en el reparto de la herencia de Jaime I. En cambio, la herencia materna de Constanza de Sicilia recaería en Jaime, el hermano mediano de Alfonso.
Aunque solo reinó seis años, tuvo ocasión de tejer importantes alianzas diplomáticas con la corona de Inglaterra, que se concretarían en la concertación del matrimonio entre Alfonso y la princesa Leonor de Windsor, quinta hija del rey inglés (1285), con el propósito de expulsar a los franceses de Nápoles y consolidar el dominio catalán sobre la mitad meridional de la península Itálica. Posteriormente, aquella alianza catalanoinglesa se reforzaría con la firma del Tratado de Olorón (1287), que tenía el objetivo de expulsar a los franceses de Burdeos y consolidar el dominio inglés sobre Aquitania. En aquella época, el ducado independiente de Aquitania estaba en manos de la familia Plantagenet, que era la que ostentaba también la corona de Inglaterra.
El propósito de Alfonso el Franco y de su suegro Eduardo I de Inglaterra, conocido como "piernas largas", era crear dos polos de poder complementarios de las superpotencias tradicionales de la época: el Pontificado y el Sacro Imperio Romano Germánico. En ningún caso plantearon la suplantación de las potencias existentes, como lo demuestran los pactos que, simultáneamente y de mutuo acuerdo, firmarían Alfonso con el pontífice Martín IV y Eduardo con el emperador Rodolfo de Habsburgo. Con aquella maniobra diplomática, Inglaterra alcanzaría la categoría de potencia atlántica, y la Corona de Aragón, la de potencia mediterránea. Castilla y Francia quedarían aisladas y durante un siglo (centuria de 1300) sus políticas estarían absolutamente mediatizadas por Barcelona y Londres.