Tal día como hoy del año 1517, hace 507 años, en la villa de Roa (cerca de Burgos, en el territorio de la Corona castellanoleonesa), moría el eclesiástico, político y militar Gonzalo Jiménez de Cisneros, más conocido como el cardenal Cisneros, que había sido confesor y canciller de la reina Isabel I de Castilla y de León —llamada la Católica—, arzobispo primado de Toledo (máxima autoridad eclesiástica de la Corona castellanoleonesa) e inquisidor general de los dominios de la reina católica.

Cisneros había sido, también y en dos ocasiones, regente de la Corona castellanoleonesa. La primera, desde la muerte de Felipe I —llamado el Hermoso— y la incapacitación de Juana —mal llamada la Loca— (1506) y el retorno del viudo Fernando (1506) al trono de Toledo. Y la segunda, desde la muerte de Fernando (1516) hasta la llegada de su nieto y heredero Carlos de Gante (1517). La muerte sorprendió a Cisneros mientras se dirigía a Valladolid para reunirse con el nuevo rey y entregarle la regencia.

Cisneros había sido uno de los ideólogos más destacados de la nueva monarquía católica creada por los reyes Fernando e Isabel. Era uno de los impulsores del ideal de una monarquía hispánica formada por una sociedad homogénea (lingüísticamente castellana y confesionalmente católica). Entre otras cosas, investigó a fondo el desaparecido rito mozárabe (de la época de la monarquía visigótica de Toledo) para dotar a los territorios hispánicos de una señal de identidad genuina, singular y unificadora.

También persiguió con una violencia extrema a los musulmanes granadinos, que habían permanecido en el territorio en virtud las capitulaciones firmadas entre la monarquía católica y el extinto reino nazarí y que tenían reconocido el derecho a la conservación de su lengua y a la práctica de su confesión (1492). E incorporó a la Corona castellanoleonesa los puertos del norte de África conquistados por la monarquía hispánica, que, en virtud de tratados ancestrales, correspondían a la Corona catalanoaragonesa.

Solo para tener una idea de la relevancia política de este personaje, diremos que su homólogo en la Corona catalanoaragonesa entre la muerte de Fernando (1516) y la llegada de Carlos (1517) fue Alfonso de Aragón y Roig de Iborra, hijo natural del Católico, arzobispo de Zaragoza y de València y firme candidato a ocupar el sitial de San Pedro, en Roma, mientras su padre estuvo vivo. La muerte de Cisneros abriría la puerta al séquito flamenco de Carlos para ocupar los cargos de mayor poder en la Corona castellanoleonesa.