Tal día como hoy del año 1826, hace 191 años, moría en Puigcerdà (Cerdanya) el doctor Francesc Piguillem i Verdacer, que había sido el introductor en Catalunya y en la península Ibérica de la vacunación contra la viruela. El doctor Piguillem, que conocía los avances que había conseguido el médico inglés Edward Jenner en la prevención de la viruela utilizando el método de la inoculación, llevó a cabo varias campañas de vacunación en Barcelona en los primeros años de la centuria de 1800, que contribuyeron poderosamente a limitar los efectos de una enfermedad que, en la Europa occidental, se había vuelto endémica.
Francesc Piguillem, nacido en Puigcerdà (Cerdanya) en 1770 en una familia de tradición médica, estudió medicina en la Universidad de Cervera. Interesado especialmente en el campo de la salud pública, entró en contacto con los investigadores epidemiológicos más reconocidos del continente europeo y creó varias publicaciones científicas dirigidas a concienciar tanto a la comunidad médica como a las autoridades gubernativas catalanas de la importancia de introducir medidas higiénicas y mantener medidas preventivas. Tuvo una destacada actuación en los brotes de viruela y en la epidemia de peste amarilla que afectaron a Catalunya durante el primer cuarto de la centuria de 1800.
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX las grandes pestes que habían asolado Europa en la Edad Media habían desaparecido, prácticamente. En cambio, la viruela se había convertido en una enfermedad permanente directamente relacionada con los episodios generalizados de hambre derivados de las terribles crisis económicas de la centuria de 1700. Barcelona, a causa de las imposiciones borbónicas, era terreno abonado para este tipo de patologías. Siguiendo la experiencia del doctor Jenner, el doctor Piguillem inoculaba el virus de la viruela en personas sanas y de esta forma conseguía que el organismo humano creara las defensas apropiadas para combatir la enfermedad.