Tal día como hoy del año 450, hace 1.574 años, en Roma, moría Aelia Gala Placidia, que había sido hija, esposa y madre de emperadores romanos y que había sido, también, la esposa del rey visigodo Ataúlfo, el primer monarca germánico que estableció la capitalidad de su nación en una ciudad de la península Ibérica. Ataúlfo condujo a la nación de los visigodos desde el valle bajo del Danubio hasta el arco mediterráneo del golfo de León y radicó la capital de ese reino visigodo, primero en Toulouse, y poco después en Barcelona. Sería la primera vez en la historia en que Barcelona sería elevada a la categoría de capital de un estado, en aquel caso, el reino visigodo.

El origen de la relación entre Gala Placidia y Ataúlfo no está claro. Según algunos historiadores romanos —como Orosio—, Gala habría sido secuestrada por los visigodos, que en el año 410 habían saqueado Roma. En cambio, otros, como Jordanes, apuntan a que Gala habría sido entregada por los romanos como prenda que debía garantizar la paz entre el imperio y los visigodos. El propio Jordanes apunta a que, en el año 409, formaba parte del séquito real visigótico que, en Ravena, negoció con los romanos el paso de su pueblo hacia el norte de África. En cambio, lo que sí parece seguro es que en ese momento (años 409 o 410) Gala tenía unos veinte años y que en 411 se casó con Ataúlfo en Forli.

En el año 414 se establecían en Barcelona, y Ataúlfo, rey de los visigodos y líder de la facción romanista de su pueblo, se fijaría el propósito de consolidar un estado visigodo independiente sobre el territorio de las provincias romanas de la Narbonense y la Tarraconense, con capital en Barcelona. Este estado actuaría como un aliado político y militar del Imperio Romano de Occidente y a Gala se le reservaría el papel de eslabón necesario entre las élites visigóticas y las oligarquías provinciales romanas del territorio. Ataúlfo, sin embargo, sería asesinado por elementos de la facción contraria a la entente con Roma, y Gala sería azotada y expulsada. Poco después, Barcelona perdía la capitalidad.