Tal día como hoy del año 1964, hace 60 años, en Barcelona, moría Agustí Calvet i Pascual, más conocido por su seudónimo periodístico Gaziel. En palabras del político, historiador y editor catalán Josep Benet i Morell, Gaziel había sido "probablemente el escritor político más inteligente que ha dado la derecha catalana en este siglo". Para el conjunto de la intelectualidad catalana, Gaziel es el primer periodista moderno del estado español y el primero en dar una óptica internacional a sus escritos. Aportó profundidad de visión y reflexión de altura, con un alto conocimiento de la historia de los pueblos. Y destacó por su capacidad de apreciación privilegiada en la relación Catalunya-Espanya (la incapacidad de España para vertebrarse y la eterna tendencia de Catalunya en ponerse en un callejón sin salida).
Calvet había nacido en 1887 en Sant Feliu de Guíxols (Baix Empordà), pero se había criado en Barcelona. Había estudiado Derecho —por deseo paterno— y Letras —por vocación propia—. En 1910, con 23 años inició su actividad periodística. Estuvo en la redacción de La Veu de Catalunya —el órgano de prensa de la Lliga Regionalista— entre 1910 y 1914. Posteriormente se marchó a París para ampliar estudios, y en la capital francesa lo alcanzó la Primera Guerra Mundial (1914-1918). En París simultanearía estos estudios con la redacción y envío de crónicas del conflicto para La Vanguardia, que se publicarían con el título "Diario de un estudiante en París" y que convertirían a Gaziel en uno de los periodistas más leídos de España y de América Latina. A la conclusión de los estudios volvió a Barcelona y fue nombrado director de La Vanguardia (1920-1936).
Al estallido de la Guerra Civil (1936) fue perseguido por elementos pretendidamente revolucionarios y se tuvo que exiliar en París. Y con la ocupación nazi de Francia (1940) escapó de París, retornó a Barcelona y fue procesado por el régimen franquista por su ideología catalanista y republicana. Le prohibieron el ejercicio del periodismo y lo desterraron en Madrid. No pudo volver a Catalunya hasta más allá de su jubilación (1957). Establecido en Barcelona, escribió el resto de su obra y durante aquella época proclamaría: "Habiendo yo, toda la vida, escrito más o menos, pero forzado a hacerlo en castellano (...) ahora que finalmente soy libre de hacerlo en catalán, escribo con más ansias que nunca". Murió a los 77 años después de una vida consagrada, en palabras suyas, "a las tres realidades superiores, para mí, a las otras: nuestra tierra, nuestra gente y nuestra habla".