Tal día como hoy del año 911, hace 1.114 años, en Barcelona, moría Wifredo II, conde de los condados carolingios de Barcelona, de Girona y de Osona. Wifredo II, hijo primogénito, heredero y sucesor del conde Wifredo I —apodado el Velloso— y de su esposa Guinidilda, tataranieta del emperador Carlomagno, sería el primer conde catalán (del distrito carolingio de la Marca de Gotia) en recibir el título condal por herencia, a diferencia de su padre, que había sido el último en recibirlo por mandamiento del rey (878). También sería el primero en asumir el cargo de forma vitalicia. Su padre, Wifredo el Velloso, podría haber tenido la voluntad de gobernar con carácter vitalicio, pero esto no se puede asegurar, ya que la muerte lo sorprendió en el ejercicio de su cargo (878).
La ideología patrimonial del cargo y, por lo tanto, la transmisión hereditaria de este honor, era un fenómeno que estaba produciendo en todos los territorios del antiguo Imperio carolingio desde su fragmentación (843). No obstante, aquellos primeros duques y condes de los reinos de Francia, de Lotaringia y del Sacro Imperio, que asumirían el cargo como una propiedad personal y vitalicia, se mantendrían vinculados políticamente al poder central, representando por el rey, durante todo el siglo X. Fue el caso de los condes catalanes, que hasta la muerte del último rey francés de la dinastía carolingia, Luis V (987), y la entronización del primer rey de la estirpe Capeto, Hugo (987), se mantuvieron políticamente vinculados al reino de Francia.
Wifredo II murió a los 37 años —probablemente debido a una enfermedad— sin descendencia masculina. En 898, con 23 años, lo habían casado con Gersenda de Tolosa, hija del conde carolingio Odón I de Tolosa (también de una rama menor de la familia imperial) y habría tenido una única hija, Riquilda de Barcelona, que, de mayor, fue casada con su pariente paterno Odón I, vizconde carolingio de Narbona. Wifredo II fue sucedido por su hermano pequeño Suniario I, casado con Riquilda de Tolosa —hermana de Gersenda—. Suniario, de mayor (947), abdicaría y transmitiría el cargo de conde de Barcelona y Girona a su primogénito Miró I, y el de conde de Osona a su hijo segundón Armengol I.