Tal día como hoy del año 1468, hace 557 años, moría en Tarragona la reina-consorte Joana Enríquez, segunda esposa del rey Joan II de Catalunya-Aragó y madre de Ferran (el futuro Rey Católico) y Joana (futura reina-consorte de Nápoles). Joana Enríquez había nacido en 1425 en Torrelobatón (Corona castellanoleonesa) y era hija de Fadrique Enríquez (1390), almirante de Castilla y amigo personal de su futuro yerno, Joan II de Catalunya-Aragó (1398). A pesar de la enorme diferencia de edad que separaba Joan y Joana (veintisiete años), fue casada (1444) con el propósito de ampliar la descendencia de Joan. En aquel momento, el rey estaba viudo de la difunta Blanca de Navarra y solo tenía un hijo macho, Carles de Viana, con el que mantenía una relación muy tensa.

Joana Enríquez llegó a Catalunya al inicio de la crisis de los Remences, que anticiparía la Revolución Remença y la Guerra Civil catalana (1462-1472), dos conflictos que se desarrollaron en paralelo y que se alimentaron mutuamente. Según la investigación historiográfica, Joana quedó muy afectada por el paisaje de miseria que imperaba en el campo catalán debido a la durísima aplicación del régimen feudal. Una situación que contrastaba con el paisaje de relativa riqueza del campo castellano de la época, que, prácticamente, no había conocido la implantación de este régimen y que se había proyectado en el tiempo con un peculiar sistema que, a diferencia de la Europa feudal, no había devorado la pequeña propiedad.

Cuando estalló la Guerra Civil (1462), Joana se puso decididamente del lado de los remences. Y si bien es cierto que en este apoyo había un poderoso motivo político (tumbar el aparato productivo de la nobleza latifundista catalana enfrentada al rey), también lo es que fue la que más se acercó a los líderes revolucionarios y tejió las alianzas entre este movimiento y el estamento de la Corona. La historiografía romántica catalana (siglo XIX) maltrató su figura, la acusaba de ser la causante de la muerte de su hijastro y heredero al trono, Carles de Viana (1461). Pero la verdad es que el príncipe de Viana se había alineado con la nobleza latifundista catalana, y, en cambio, Joana había buscado una alianza con los campesinos remences.