Tal día como hoy del año 1555, hace 470 años, en Tordesillas (Corona castellanoleonesa), moría Juana de Trastámara, tercera hija de los reyes Fernando II de Catalunya y Aragón e Isabel I de Castilla y León. A pesar de ser la tercera hija de los Reyes Católicos, la muerte prematura de sus hermanos mayores Juan (1497) e Isabel (1498), la convertiría en la primogénita superviviente de sus padres. A la muerte de su madre Isabel (1504), sería coronada reina de Castilla y León como Juana I. En cambio, a la muerte de su padre Fernando (1516), ya no sería coronada reina de Catalunya y Aragón, sino que su sitio sería ocupado por su primogénito, Carlos, que le arrebataría también la corona castellanoleonesa.

En 1496, Juana fue esposada con Felipe, apodado "el Hermoso", en un doble y estratégico enlace matrimonial (Juana-Felipe y Juan-Margarita) entre los Trastámara hispánicos y los Habsburgo austroborgoñones. Y, a partir de aquel momento, su vida se convirtió en una tragedia. En la corte de los Habsburgo, en Bruselas, Juana fue víctima de la indiferencia de su marido Felipe y del acoso constante de su suegro Maximiliano de Habsburgo y de la corte austroborgoñona. Según la investigación historiográfica moderna, debido al sufrimiento que le habrían provocado en ese entorno de hostilidad extrema, habría empezado a desarrollar ciertos problemas de conducta, que se verían agravados por los efectos de una enfermedad venérea que le contagió su marido.

Cuando murió su madre Isabel (1504), las cortes castellanoleonesas hicieron efectivo el testamento de la difunta y proclamaron a Juana reina de Castilla y León, básicamente para impedir que el viudo Fernando —que ambicionaba el trono de Toledo— se convirtiera en el nuevo monarca castellanoleonés. En ese momento, Juana ya solo era una sombra de aquella chica bella, inteligente y culta que, ocho años antes, había abandonado la corte de sus padres para casarse. Tras la prematura y sospechosa muerte de su marido Felipe (1506), su padre Fernando pactó con las oligarquías castellanoleonesas ejercer la regencia hasta la mayoría de edad de su hijo Carlos, y ella fue recluida en el castillo de Tordesillas.

Cuando su hijo Carlos fue coronado rey (1518), no la rescató de su reclusión y continuó encerrada hasta el día de su muerte. Murió a los 76 años, tras medio siglo de reclusión (1506-1555).