Tal día como hoy del año 1742, hace 282 años, en París, moría Luisa Isabel de Orleans, que había sido esposa del rey Luis I (1722-1724), el primogénito y efímero sucesor de Felipe V y, por lo tanto, la nuera del primer Borbón español. Luisa, nacida en 1709 en Versalles, era nieta de Felipe de Orleans, hermano pequeño del rey Luis XIV de Francia y, por lo tanto, a pesar de la diferencia de edad, era también prima segunda de Felipe V y tía segunda de su marido Luis I. Cuando se casó (1722) tenía trece años y su marido tenía quince. Dos años más tarde (1724), Felipe V —afectado por una grave enfermedad mental— abdicaba a favor de su heredero, y Luisa se convertía en reina consorte. Lo sería durante siete meses y medio, hasta la prematura muerte de Luis I.

Desde su llegada a Madrid, Luisa dio muestras de cierta inadaptación a la etiqueta de la corte. En los actos presididos por los reyes (las recepciones oficiales con los preceptivos besamanos) se tiraba ruidosos pedos y eructos, que acompañaba con escandalosas risotadas. Según las fuentes oficiales, a medida que avanzaba el tiempo, su inadaptación iba en aumento. No seguía las mínimas normas de higiene y se presentaba sucia y apestosa ante toda la corte. Y cuando se la obligaba a lavarse y cambiarse, se escapaba y corría desnuda, gritando y riendo por los pasillos de palacio. Las mismas fuentes relatan que no utilizaba ropa interior y que se levantaba el vestido para mostrar, de forma provocativa, sus partes íntimas a los ministros del gobierno de su suegro.

Los historiadores sostienen que Luisa sufría un trastorno límite de la personalidad (TLP) similar al que ya sufría su suegro Felipe V y al que sufrirían otros miembros de la estirpe Borbón, y que los médicos de la época diagnosticarían como "melancolía". Poco después de la coronación de Luis y Luisa, el nuevo rey enfermó, oficialmente de viruela y extraoficialmente de venéreas que habría contraído durante su agitada adolescencia en los burdeles de Madrid. Del joven Luis se dijo que era "el mejor cliente de los prostíbulos de peor reputación de la villa y corte". Durante la enfermedad —que lo conduciría a la muerte— Luisa fue la única persona que cuidó de Luis a todas horas, limpiándole el sudor y las llagas.

A la muerte de Luis (31 de agosto de 1724), Isabel Farnese, segunda esposa de Felipe V, reina consorte y madrastra del difunto, la expulsó de la corte española y ordenó que la devolvieran inmediatamente a París. Al llegar a la capital francesa fue recluida en un convento, por orden de su primo Luis XV de Francia, y unos años más tarde fue autorizada a vivir en un apartamento del Palacio Real de Luxemburgo, en París. Nunca retornó a la corte de Versalles (de donde había salido con doce años para casarse con Luis) ni nunca se volvió a casar, ni tuvo descendencia. Condenada al ostracismo, su enfermedad y su personalidad ya no generaron noticias ni comentarios. Murió a los 32 años, según los historiadores, a causa de la bulimia.