Tal día como hoy del año 1933 murió el primer president de la Generalitat republicana, Francesc Macià (Vilanova i la Geltrú, 1859). Su entierro provocó una manifestación de duelo multitudinaria, similar a la de la muerte de Enric Prat de la Riba en 1917. Sus restos descansan en la plaza de la Fe, en el cementerio de Montjuïc.
Dos años antes de su muerte, Macià había sido el encargado de restablecer la institución de la Generalitat, disuelta en 1714 por el Decreto de Nueva Planta del Borbón Felipe V. Después de tensas conversaciones con los ministros republicanos españoles, ya que Macià había proclamado la "República Catalana dentro de una federación de Repúblicas ibéricas", se acordó que la Diputación de Barcelona, cargo por el cual realmente Macià se había presentado, ejerciera de Generalitat, restableciendo de este modo el autogobierno catalán.
El gobierno provisional formado por Macià impulsó la redacción del Estatuto de Autonomía de 1932, el cual definía Catalunya como un estado autónomo dentro de la II República Española. Sin embargo, la Constitución española aprobada en diciembre del 31 no establecía un estado federal, sino un "Estado integral compatible con la autonomía de municipios y regiones". Hizo falta, en consecuencia, adaptar el Estatut de Núria, que, una vez reformado, fue promulgado el 15 de septiembre de 1932 sin someterlo de nuevo al plebiscito de los catalanes.
En las primeras elecciones en el Parlament de Catalunya el año 1932, Macià fue escogido president y formó el primer gobierno de la Generalitat estatutaria desde el 14 de diciembre de 1932 hasta su muerte, el día de Navidad de 1933.
Al pie del cañón hasta el último momento
El president Macià murió a causa de las complicaciones derivadas de una apendicitis antigua mal diagnosticada, que había obligado a hacerle una intervención quirúrgica de urgencia en un quirófano improvisado en el mismo Palau de la Generalitat, la madrugada del 18 de diciembre.
Aunque los doctores le habían recomendado reposo absoluto, el president Macià, convaleciente en Palau, siguió despachando con los consellers hasta horas antes de su muerte.
La represión del Estado
Macià fue el primero de los ocho presidentes catalanes reprimidos por el Estado (de un total de 10) a lo largo del siglo XX i principios del XXI. Antes de acabar convirtiéndose en el 122º president, Macià tuvo que exiliarse brevemente por dar apoyo a la huelga general de 1917.
El golpe de estado de Primo de Rivera de 1923 lo forzó otra vez a marcharse a París, donde acabaría siendo condenado a dos meses de prisión en 1926 por intentar formar un ejército de liberación. Finalmente, fue expulsado a Bélgica y cinco años después volvería a Catalunya para terminar convirtiéndose en el primer president de la Generalitat.