Tal día como hoy del año 1580, hace 445 años, en Lisboa, moría sin descendencia el rey Enrique I de Portugal, llamado también el "rey cardenal" porque había ostentado los cargos de arzobispo-cardenal del patriarcado de Lisboa (1564-1569) y de rey de Portugal (1578-1580). A pesar de haber sido relevado del sitial arzobispal de Lisboa, conservó su dignidad de cardenal hasta su muerte, incluso durante los años en los que se sentó en el trono portugués. Enrique I era el octavo hijo del rey Manuel I y de su segunda esposa, María de Aragón (la hija menor de los Reyes Católicos). Y era hermano del rey Juan III (el primogénito de Manuel I) y tío abuelo de Sebastián I (el nieto de Juan III).
Precisamente, la prematura e inesperada muerte sin descendencia del rey Sebastián I, desaparecido en la Batalla de Ksr-el-Kebir, durante el intento portugués de conquista de Marruecos (1578), sería lo que llevaría a Enrique al trono. Pero la también rápida e inesperada muerte de Enrique, sin haber preparado un Consejo de Regencia que debía nombrar a un sucesor, provocaría una crisis dinástica de consecuencias imprevisibles. Desde, prácticamente, el día siguiente a la muerte de Enrique, las clases mercantiles y populares proclamaron y coronaron a Antonio de Beja, nieto de Manuel I (y, por lo tanto, sobrino del difunto Enrique I) y de una dama judeoconversa llamada Violante Gomes, que reinaría como Antonio I.
Pero también desde, prácticamente, el día siguiente a la muerte de Enrique, Felipe II había reclamado el trono portugués en su condición de primo hermano del difunto rey portugués (el cardenal era nieto, por lado materno, de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, y el hispánico lo era por lado paterno). Además, Felipe II argumentaría que ambos eran tataranietos de los Reyes Católicos. Las clases aristocráticas portuguesas, temerosas de los compromisos que Antonio I habría podido adquirir con la burguesía y los gremios, aceptaron las reclamaciones de Felipe II, la invasión hispánica de Portugal, el destronamiento y expatriación de Antonio I y la usurpación del trono portugués (junio, 1580).