Tal día como hoy del año 1305, hace 714 años, moría en València el almirante Roger de Llúria i d'Amichi, que en el transcurso de su vida había sido uno de los principales artífices de la expansión militar catalanoaragonesa en el Mediterráneo. Como almirante de las fuerzas navales catalanoaragonesas, tuvo una actuación decisiva en las campañas militares que, en el contexto de las guerras entre la corona catalanoaragonesa y la francesa por el dominio del Mediterráneo occidental, llevaron a la conquista de las islas de Gerba y Malta (1282) y de los reinos de Sicilia (1283) y de Nápoles (1284), que se incorporaron al edificio político de Barcelona, al inicio de la etapa de plenitud del imperio catalán del Mediterráneo.
Roger de Llúria también tuvo una actuación decisiva en la última campaña militar de aquel conflicto, que se desarrolló en el Rosselló y el Empordà. La monarquía francesa, después de las devastadoras derrotas que había sufrido en Sicilia y en Nápoles en manos de las fuerzas navales del almirante, intentó cambiar la situación con una campaña de invasión del Principat. En aquella fase del conflicto la corona francesa tenía la ayuda del Papado, que veía en la expansión catalana una amenaza a la supremacía que tradicionalmente había ejercido sobre la península itálica. Roger de Llúria, de nuevo, derrotó a los franceses en la definitiva batalla de las islas Formigues (1285), ante las costas de Palamós y de Palafrugell (Baix Empordà).
Roger de Llúria había nacido el año 1250 en el país de Lucania (una posesión del reino de Sicilia situada en el país de Calabria, al sur de la península itálica). Era un miembro de las oligarquías normandas de origen vikingo que dominaban Sicilia y Calabria desde el siglo XI. Roger de Llúria había llegado a Barcelona de niño con el exilio normando que se produjo cuando el rey Manfredo de Sicilia (padre de la reina Constanza y suegro del conde rey Pedro el Grande) fue desalojado del trono por los Anjou. Aquellas oligarquías normandas tenían una larga y estrecha relación familiar con la casa de Barcelona que se remontaba a Mafalda de Apulia (1060-1108), de la casa Hauteville, descendientes del mítico viking Rollón, y esposa del conde independiente Ramón Berenguer II (1053-1082).