Tal día como hoy del año 1996, hace 25 años, enOssera (municipio de la Vansa i Fórnols, Lleida), moría Sofia Montaner i Arnau, que había sido la última persona que había ejercido el oficio de trementinaire. Las trementinaires eran mujeres originarias de zonas de montaña que se dedicaban a la recolección de hierbas medicinales y aceites esenciales, a la elaboración de remedios y a la comercialización de estos productos en masías, pueblos y ciudades de Catalunya. Esta profesión fue ejercida durante siglos, básicamente por mujeres, que se desplazaban a pie a través de unas rutas tradicionales, en unos viajes que podían durar semanas.
Las trementinaires surgieron en un contexto de crisis económica y de superpoblamiento del mundo agroganadero de alta montaña, a finales del siglo XVIII; y su actividad se prolongó durante todo el siglo XIX y parte del XX, hasta que su hábitat tradicional quedó despoblado y abandonado. Las trementinaires viajaban a pie a través del país (generalmente dos veces al año, coincidiendo con las épocas de menor carga de trabajo en el campo), con fardos de hierbas medicinales y latas de trementina (un líquido que se obtenía de la destilación de la resina y que se utilizaba para la preparación de pinturas y barnices).
Las trementinaires viajaban solas o, en ocasiones, acompañadas por una aprendiz (una hija, una sobrina, una nieta) que, con el tiempo, heredaba los conocimientos para la elaboración de los remedios curativos y los clientes fijos y consolidados. En el transcurso de aquellos viajes, se hospedaban en casas particulares —generalmente de clientes—, que las acogían a cambio de remedios o de trementina. También, en el transcurso de aquellos viajes y con las ganancias de su actividad, adquirían productos en la ciudad que no eran fácilmente accesibles en el mundo de las masías, de modo que, en muchas ocasiones, eran las únicas que conectaban su aislado entorno de origen con el resto del mundo.
Sofía no fue, tan solo, la última trementinaire, sino también una de las figuras más representativas de aquel mundo desaparecido. Nacida en Ossera en 1908, a los diez años de edad fue iniciada en esta actividad de la mano de su abuela y de su madre. Ejerció su profesión hasta 1982 (con setenta y cuatro años), y desde que se casó (1936) la acompañó su marido, Miquel Borrell, uno de los pocos trementinaires de género masculino, que había sido iniciado en este mundo por la falta de niñas en su casa paterna. Durante aquellos años, Sofía inició a sus dos hijas; sin embargo, una vez se retiró su madre, ya no continuarían esta actividad.