Tal día como hoy del año 1640, hace 384 años, el Dietario de la Generalitat consignaba la muerte de Enrique de Aragón-Cardona, virrey hispánico de Catalunya desde el Corpus de Sangre y el asesinato de su antecesor Dalmau de Queralt, conde de Santa Coloma (7 de junio de 1640), que había marcado el inicio de la Revolución de los Segadores (1640). El conde-duque de Olivares, ministro plenipotenciario de la monarquía hispánica, nombró a Cardona, jefe de la nobleza catalana y, por lo tanto, jefe del estamento militar de Catalunya (pero ideológicamente muy próximo a los intereses de la monarquía hispánica), con el objetivo de “calmar las villas y los campos de Cataluña”.

El virrey Cardona había muerto dos días antes (22 de julio de 1640) mientras inspeccionaba los baluartes de la muralla de Perpinyà, que habían sido bombardeados por la artillería hispánica durante la revuelta popular de los días 15 y 16 de junio de 1640 (los cónsules de la ciudad se habían negado a alojar a la soldadesca hispánica, y los jefes militares de Felipe IV habían ordenado bombardear la trama urbana). Precisamente, en el transcurso de aquella inspección, Cardona cesó y arrestó a los jefes militares hispánicos Geni della Rena y Leonardo Moles, y los oficiales y soldados culpables de los abusos contra la población civil de Perpinyà.

Una vez se tuvo noticia de la muerte del virrey Cardona, los soldados hispánicos entraron en la ciudad y asaltaron las prisiones. Según la crónica de Miquel Parets, un zurrador de Barcelona que escribió De molts successos que han succeït dins Barcelona i molts altres llocs de Catalunya dignes de memòria: "Muerto el virrey, todos los soldados de fuera (hispánicos) volvieron a entrar alborotados en la villa (en Perpinyà), los presos (soldados hispánicos arrestados por Cardona) quedaron libres y solo quedó oprimido el país y sus naturales, después los militares (hispánicos) ordenaron fiestas por la muerte del virrey, con la idea de que los naturales acudieran y ellos acabar de saquear el pueblo".

Con la muerte de Cardona y la venganza hispánica sobre la población civil de Perpinyà, se precipitaron los hechos. Durante el mes de agosto, la población civil catalana hostilizó permanentemente al ejército hispánico, que ya no recibía víveres ni salarios, y estaba disperso por el país, en pequeños grupos que robaban por todas partes. El 1 de septiembre de 1640, el rey hispánico Felipe IV declaraba, formalmente, la guerra a Catalunya. Y el 7 de septiembre de 1640 se producía una reunión en Ceret, entre Francesc de Vilaplana (sobrino del president Pau Claris) y Armand du Plessis (sobrino del cardenal Richelieu, primer ministro de Francia) que anticipaba la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59).