Michel de Nostredame, conocido habitualmente como Nostradamus, nació en una pequeña localidad de la Provenza, Sant Romieg, el 14 de diciembre de 1503. De mayor se casó con una catalana, Anna de Cabrejas o de Lobejac, nacida en Perpinyà. Era un boticario aficionado a las profecías y las resumió en el libro Las Profecías. El volumen apareció en 1555 y no se ha dejado de imprimir hasta hoy día.
Sus predicciones son controvertidas. Sus entusiastas aseguran que ha predicho la mayoría de los principales acontecimientos mundiales, pero la mayor parte de las fuentes académicas mantienen que las asociaciones que se han hecho entre los sucesos y los cuartetos de Nostradamus son principalmente el resultado de malas interpretaciones o malas traducciones (a veces deliberadas), o son demasiado ambiguas para poder ser útiles como prueba de un poder predictivo real.
De todos modos, es cierto que algunos seguidores han utilizado con éxito un proceso de interpretación libre y una determinada torsión de sus palabras para predecir un acontecimiento aparentemente inminente. En 1867 (tres años antes que sucediera), Anatole Le Pelletier anticipó o bien el triunfo o bien la derrota de Napoleón III en batallas de la Guerra francoprusiana.
Nostradamus está considerado una figura emblemática del Renacimiento francés, que cuestionaba la mentalidad de la Edad Media, inspirándose en el Renacimiento italiano. Después de una visita precisamente a Italia, Nostradamus se va empezó a desplazar desde la medicina hacia el ocultismo.
Escribió de esta manera un almanaque hacia 1550, y, a causa del éxito que tuvo, decidió escribir uno anualmente. Recogidos conjuntamente contienen al menos 6.338 profecías, que también trabajó en cuartetos. Nostradamus empezó a recibir por ello consultas astrológicas y de predicciones por parte de la nobleza, y se hizo famoso.
En prevención por si era perseguido, Nostradamus pensó un método para esconder el significado de las frases utilizando una sintaxis clasicista, juegos de palabras, un francés arcaico para su época y una mezcla de lenguas, desde el griego clásico, al italiano, el latín y el occitano-provenzal.