Tal día como hoy del año 839, hace 1.185 años, en el castillo de Neudingen (Württemberg-Imperio carolingio), nacía Carlos, hijo de Luis el Germánico —futuro rey de los francos orientales, después de la partición del Imperio carolingio (843)—, nieto del emperador Luis el Piadoso y bisnieto del emperador Carlomagno. Carlos, denominado "el Gordo" y que en la documentación oficial aparece como Carolus Pinguis (Carlos Grasa), creció durante los años posteriores a la división del Imperio carolingio. Como hijo de uno de los beneficiarios de aquella partición, sucedería su padre en el trono de la Francia Oriental —el territorio de las actuales Alemania y Suiza— (876). Pero el destino haría que sucediera, también, su primo Carlos II, rey de la Francia Occidental —el territorio de las actuales Francia y Catalunya— (884), reuniendo efímeramente las dos terceras partes del antiguo imperio carolingio.

En aquellos territorios ya se había iniciado la mal llamada Revolución Feudal (el poder central —la corona— se encontraba inmerso en una profunda crisis iniciada después de la muerte del último emperador y los barones territoriales usurpaban el bien público —el patrimonio real—). Por este motivo, el reinado de Carolus Pinguis fue muy convulso. Y en aquel contexto de tensión máxima, Wifredo el Velloso, conde delegado del poder central en los condados de Barcelona, de Urgell, de Cerdanya, de Osona y de Girona, y, por lo tanto, el magnate más poderoso de la Marca de Gotia, tomaría la iniciativa. Ante la desaparición del estado en los condados góticos, y para evitar que un magnate disidente usurpara las funciones reales; —asumió el control del ejército, de las infraestructuras defensivas, de la fiscalidad y de la justicia; en los condados que gestionaba (870-897).

Carolus Pinguis moriría el 887 a causa de sus excesos alimentarios. Murió sin descendencia legítima y los dominios que había reunido fueron, nuevamente, divididos. En el trono de la Francia Occidental fue sucedido por su pariente Eudes, conde carolingio de París. Wifredo el Velloso, renovó el juramento de vasallaje y los condados góticos continuaron vinculados al reino de Francia, continuador del imperio carolingio en su tercio occidental. Sin embargo, diez años más tarde (897), Wifredo moría en una escaramuza contra las tropas andalusíes del valí de Lleida; y, los condados del Velloso pasaban a su hijo Wifredo II, sin la intervención de Eudes. Era la primera vez que el cargo se transmitía hereditariamente, y era el inicio de una estirpe de gobernantes indígenas que conducirían los destinos del país durante más de cinco siglos (hasta 1410).