Tal día como hoy del año 1479, hace 545 años, en Toledo (Corona castellanoleonesa) nacía Juana de Trastámara y de Trastámara, también conocida como Juana de Aragón y de Castilla o, en un plan más popular, como Juana "la loca". Juana era la tercera hija de los Reyes Católicos (detrás de Isabel y de Juan), y la prematura muerte de sus hermanos la convertiría en heredera al trono de la monarquía hispánica (1504), aunque nunca llegó a ejercer plenamente como gobernante, ya que tanto su padre —Fernando el Católico— como su marido —Felipe de Habsburgo, denominado "el hermoso"— como su hijo —Carlos de Gante— la acusaron, falsamente, de locura, la incapacitaron y la tuvieron recluida en una torre durante cincuenta años (hasta su muerte).

Según las fuentes de la época, Juana tenía un nivel cultural muy elevado, fruto de una esmerada educación y de una extraordinaria capacidad intelectual. Juana, que, como sus hermanos, había sido educada personalmente por la reina Isabel y por la médica y preceptora Beatriz Galindo (llamada "la Latina" y una de las mujeres más sabias de su época), hablaba castellano, catalán, francés y latín, y después de la boda con su marido, hablaría también el alto alemán de los Habsburgo. Juana destacaba, también, por su belleza física y por sus valores. Las mismas fuentes la describen como una chica de pelo rojizo, de ojos de color miel y de facciones muy proporcionadas, dotada de una curiosidad y de una alegría innatas.

Los problemas de Juana empezaron con la boda con Felipe. Juana venía de una corte austera y familiar y chocó con el ambiente frívolo y desenvuelto de la corte de Bruselas. A todo ello se sumaron varios factores que la desestabilizaron emocionalmente y que acabarían afectando su salud mental: serían el menosprecio que su nueva familia le manifestaba constantemente (contemporáneamente lo llamaríamos bullying); el contagio de una enfermedad venérea (una sífilis) que le transmitió su marido y que, con el transcurso del tiempo, le produciría graves crisis mentales, y al regreso a la Península, la sospechosa muerte de Felipe en casa de su hermanastra Juana de Aragón-Nicolau, con la que ella, hasta entonces, había mantenido una relación afectuosa y de confianza.