Tal día como hoy del año 1866, hace 158 años, en Cadaquès (Alt Empordà), nacía Lídia Noguer Sabà, que más adelante sería conocida popularmente como Lídia Sabana y en el mundo artístico como Lídia de Cadaqués. Había nacido en un pequeño hostal en la parte histórica del pueblo, que, de mayor, heredaría, regentaría y reubicaría en la calle Riba d'es Poal. Por recomendación de sus amigos Víctor Rahola, Salvador y Anna Maria Dalí y Eduard Marquina y Mercè Pitxot —que vivían o veraneaban en Cadaqués— en su fonda se alojaron personalidades como Puig i Cadafalch, Duran i Reynals, Fages de Climent, Pablo Picasso y Fernande Olivier, André Derain o Eugeni d'Ors. La regencia de este establecimiento la llevaría a conocer y tratar personalidades como Luis Buñuel o Federico García Lorca.

La relación que estableció con Xenius sería la más tormentosa. Lídia desarrolló un delirio que la hacía creer que el escritor se había inspirado en ella para crear al personaje de “la Ben Plantada”. Pero esta complicidad no fue nunca correspondida y se convirtió en una obsesión que desenmascararía los problemas mentales que ya sufría. No obstante, las personalidades que la trataron la catalogaron como una mujer inteligente e intuitiva. García Lorca dejaría escrito: “Lo de Lydia es encantador (...) Xenius dice que ella tiene la locura de Don Quijote ¡se equivoca!, Don Quijote es una locura seca, visionaria, de antiplanicie, abstracta, sin imágenes, ... la locura de Lydia es húmeda, suave, llena de gaviotas y langostas, una locura plàstica (...) Y quiero que conste para que no eche raices esa ligereza de Xenius”.

En una carta que Lídia envía a Anna Maria Dalí, describía la vida del pueblo desde su particular visión, y decía: “Una (una parte del pueblo) es la <Sociedad del Secreto de Xenius> (que ella decía que se comunicaba con el escritor a través de los mensajes cifrados que contenían las piezas que publicaba en La Veu de Catalunya), y la otra (la otra parte del pueblo) es la <Sociedad de cabras y de anarquistas> y todo este desastre solo se puede arreglar con la Santa Paciencia y la Santa Perseverancia”. Xenius, asustado por los delirios de Lídia, no apareció nunca más por Cadaqués. Con el transcurso del tiempo, la salud mental de Lídia se fue deteriorando y al final de su vida (1936-1940) vivió en una cueva. Solo Anna Maria Dalí se apiadó de ella y gestionó su ingreso en una institución social en la que pasaría los últimos días de su vida (1940-1946).