Tal día como hoy del año 1707, hace 317 años, en Madrid, y en plena Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715), nacía Luis de Borbón y de Saboya, primogénito del rey Felipe V, el primer Borbón hispánico, y de su primera esposa Gabriela de Saboya. Luis fue un personaje con una vida corta pero marcada por los conflictos. Durante su adolescencia se dijo que era "el mejor cliente de los prostíbulos de peor reputación de la Villa y Corte". Las persecuciones en plena noche a través de los oscuros callejones de la parte antigua de la ciudad, con la Guardia Real persiguiendo a Luis y a sus compañeros de prostíbulos, serían el hazmerreír de todas las cancillerías europeas.

No obstante, la salud mental de Felipe V (no se lavaba y corría desnudo y bramando por los pasillos de palacio) aconsejó el relevo, y el 15 de enero de 1724, con tan solo diecisiete años, era coronado Luis. A partir de aquel momento, el palacio de los Borbones se convirtió en un manicomio. Luisa Elisabet de Borbón-Orleans, la joven esposa y parienta de Luis, estaba afectada por la misma enfermedad mental que sufrían muchos miembros de la casa de Borbón (como su suegro). Comía y bebía compulsivamente, vomitaba los alimentos, se emborrachaba a diario, se presentaba sucia y medio desnuda en las recepciones oficiales y se tiraba sonoros pedos y eructos durante los besamanos.

Luis intentó un divorcio rápido, pero su padre (el único que podía autorizar el inicio del proceso de separación) consumía las horas y los días recluido en una habitación, sin higiene ni alimentación de ningún tipo. Seis meses después de la coronación (julio, 1724), Luis enfermó y su salud se deterioró rápidamente. Murió al cabo de cinco semanas, oficialmente, a causa de una viruela y, extraoficialmente, a causa de una enfermedad venérea larvada en su organismo. Según las fuentes oficiales, Luisa fue la única persona que lo cuidó hasta el último momento y, reveladoramente, nunca se contagió. Luis murió el 31 de agosto de 1724, y Felipe V ocupó, de nuevo, el trono.