Tal día como hoy del año 1911, hace 114 años, en la ciudad de Paulo Afonso (estado de Bahia, en el nordeste del Brasil), nacía Maria Gomes d'Oliveira, que en el transcurso de su vida se convertiría en la primera mujer que formaría parte de un grupo de cangaceiros (una forma de bandolerismo rural contra un sistema político y económico que era especialmente hostil con las clases más desfavorecidas de la sociedad brasileña de los siglos XIX y XX). Cangaço era una expresión peyorativa que se utilizaba para referirse a las personas de clase humilde del subdesarrollado mundo rural y agrario del interior del país.
El fenómeno cangaceiro tenía una larga historia que se remontaba a principios del siglo XIX, y que coincidió con la última etapa de gobierno colonial portugués y los primeros años de la independencia brasileña. Este fenómeno estaba formado por bandas de campesinos pobres, inicialmente colonos blancos arruinados y esclavos negros fugitivos, y, después de la abolición de la esclavitud (1888), por jornaleros negros, vestidos con ropas de cuero y sombreros anchos y armados con carabinas, revólveres y cuchillos, y enfrentados a los jagunços (mercenarios, también armados, que trabajaban a sueldo de los terratenientes agrarios).
Maria era hija de los campesinos José Gomes y Maria Conceiçao (colonos blancos arruinados), y se casó con 15 años con su primo José da Silva, zapatero de profesión, para escapar de aquel entorno de miseria. Pero su experiencia en el mundo urbano costero fue un fracaso y cuando tenía 20 años (1930) abandonó a su marido, retornó a su pueblo y se unió sentimentalmente con el gran capitán bandolero Virguilino Ferreira da Silva, cabeza de una partida de más de cien bandoleros y conocido popularmente como Limpiao y como O rey do Cangaço.
Durante aquellos años, Maria participó con su marido en más de cien ataques contra terratenientes, policía y ejército. Los estudiosos de este fenómeno destacan que las mujeres estaban tan bien armadas y formadas en la guerrilla como los hombres; pero, sin embargo, en muchas ocasiones eran víctimas de los patrones machistas que imperaban también en el mundo cangaciero. También durante aquellos años, Maria y Virguilino tuvieron una hija, Expedita (1932). Maria moriría acribillada por la policía en una emboscada (1938). Tenía 27 años, y a partir de aquel momento sería popularmente llamada Maria Bonita.